Autor: José Ortega y Gasset
Editorial: Revista de Occidente en Alianza Editorial
Col·lecció: Obras de José Ortega y Gasset. Colección editada por Paulino Garagorri.
Any: 1926
Primera edició: Argentina 1939
Segona edició: en Obras de Ortega y Gasset: 1981 revisada
ISBN: 84-206-4107-3
Pàgines: 250
Contingut:
Nota preliminar de Paulino Garagorri
ESTUDIOS SOBRE EL AMOR
Facciones del amor
Amor en Stendhal
I El amor visionario
II Subitamente y para siempre
III Amor a la perfección
IV Diversidad del amor
V Atención y "manía"
VI De grado y sin remisión
VII Enamoramiento, éxtasis e hipnotismo
VIII
IX
La elección en el amor
I Revelación de la cuenca latente
II Al microscopio
III Amores sucesivos
IV Las "equivocaciones"
V La influencia cotidiana
VI La selección erótica
OTROS ENSAYOS AFINES
El manifiesto de Marcela
La poesía de Ana de Noailles
Epílogo al libro "De Francesca a Beatrice"
Para una psicología del hombre interesante
Para la historia del amor
Paisaje con una corza al fondo
La solución de Olmedo
Meditación de la criolla
Prólogo a "El collar de la paloma" de Ibn Hazm de Córdoba
Captures de text de http://cashflow88.com/Club_de_lectura_UTB/Ortega-Y-Gasset-Estudios_Sobre_El_Amor.pdf
FACCIONES DEL AMOR
Diferència
entre el desig i l’amor:
"Desear
algo es, en definitiva, tendencia a la posesión de ese algo; donde posesión
significa, de una u otra manera, que el objeto entre en nuestra órbita y venga
como a formar parte de nosotros. Por esta razón, el deseo muere automáticamente
cuando se logra; fenece al satisfacerse. El amor, en cambio, es un eterno
insatisfecho. El deseo tiene un carácter pasivo, y en rigor lo que deseo al
desear es que el objeto venga a mí. Soy centro de gravitación, donde espero que
las cosas vengan a caer. Viceversa: en el amor todo es actividad, según
veremos. Y en lugar de consistir en que el objeto venga a mí, soy yo quien va
al objeto y estoy en él. En el acto amoroso, la persona sale fuera de sí: es
tal vez el máximo ensayo que la Naturaleza hace para que cada cual salga de sí
mismo hacia otra cosa. No ella hacia mí, sino yo gravito hacia ella."(pàg
15)
Mariana
Alcoforado, monja portuguesa gaudint del seu dolor amoròs. Julie de Lespinasse
no es queda enrere. No es pot evitar pensar en Teresa de Jesús.
«Os
agradezco desde el fondo de mi corazón la desesperación que me causáis, y
detesto la tranquilidad en que vivía antes de conoceros.» «Veo claramente cuál
sería el remedio a todos mis males, y me sentiría al punto libre de ellos si os
dejase de amar. Pero, ¡qué remedio!, no; prefiero sufrir a olvidaros. ¡Ay! ¿Por
ventura depende esto de mí? No puedo reprocharme haber deseado un solo instante
no amaros, y al cabo sois más digno de compasión que yo, y más vale sufrir todo
lo que yo sufro que gozar de los lánguidos placeres que os proporcionan
vuestras amadas de Francia.» La primera carta termina: «Adiós; amadme siempre y
hacedme sufrir aún mayores males.» y dos siglos más tarde, la señorita de
Lespinasse: «Os amo como hay que amar: con desesperación.»(pàg.
16)
Peculiaritat
de l’amor en la seva perllongació en el temps front al pensament o la voluntat.
"Porque
-se habrá reparado- el acto de pensar y el de voluntad son instantáneos.
Tardaremos más o menos en prepararlos, pero su ejecución no dura: acontece en
un abrir y cerrar de ojos; son actos puntuales. Entiendo una frase, si la
entiendo, de un golpe y en un instante. En cambio, el amor se prolonga en el
tiempo: no se ama en serie de instantes súbitos, de puntos que se encienden y
apagan como la chispa de la magneto, sino que se está amando lo amado con
continuidad. Esto determina una nueva nota del sentimiento que analizamos; el
amor es una fluencia, un chorro de materia anímica, un fluido que mana con
continuidad como de una fuente. Podíamos decir, buscando expresiones
metafóricas que destaquen en la intuición y denominen el carácter a que me
refiero ahora, podíamos decir que el amor no es un disparo, sino una emanación
continuada, una irradiación psíquica que del amante va a lo amado. No es un
golpe único, sino una corriente."(pàg. 17-18)
AMOR
EN STENDHAL
Tothom
creu que ha amat i que ha gaudit de l’art...
“Stendhal
no consiguió ser amado verdaderamente por ninguna mujer. No debe sorprender
esto demasiado. La mayor parte de los hombres sufre igual destino. Hasta el
punto de que para compensar la desventura se ha creado el hábito y la ilusión
de aceptar como buen amor cierta vaga adhesión o tolerancia de la mujer, que se
logra a fuerza de mil trabajos. Acontece lo mismo que en el orden estético. La
mayor parte de los hombres mueren sin haber gozado jamás una auténtica emoción
de arte. Sin embargo, se ha convenido en aceptar como tales el cosquilleo que
produce un vals o el interés dramático que un novelón provoca.“(pàg.
29)
Cerquem
una perfecció limitada, una perfecció al nostre abast.
“Enamorarse
es, por lo pronto, sentirse encantado por algo (ya veremos con algún detalle
qué es esto del «encantamiento»), y algo sólo puede encantar si es o parece ser
perfección. No quiero decir que el ser amado parezca íntegramente perfecto
-este es el error de Stendhal. Basta que en él haya alguna perfección, y claro
es que perfección en el horizonte humano quiere decir, no lo que está
absolutamente bien, sino lo que está mejor que el resto, lo que sobresale en un
cierto orden de cualidad; en suma: la excelencia.”(pàg. 33)
Doctrina
saint-simoniana:
“Recuerda
esto la doctrina de los saint-simonianos, según la cual, el verdadero individuo
humano es la pareja hombre-mujer”(pàg. 35)
Ceguesa
en vers la realitat:
“Ya
Descartes advertía que cuando al abrir la ventana pensaba ver pasar hombres por
la calle, cometía una inexactitud. ¿Qué era lo que en rigor veía? Chapeaux et
manteaux: rien de plus. (Una curiosa observación de pintor impresionista que
nos hace pensar en Les petits chevaliers, de Velázquez, conservados en el
Louvre y copiados por Manet.) Estrictamente hablando, no hay nadie que vea las
cosas en su nuda realidad. El día que esto acaezca será el último día del
mundo, la jornada de la gran revelación. Entretanto, consideramos adecuada la
percepción de lo real que, en medio de una niebla fantástica, nos deja apresar
siquiera el esqueleto del mundo, sus grandes líneas tectónicas. Muchos, la
mayor parte, no llegan ni a eso: viven de palabras y sugestiones; avanzan por
la existencia sonambúlicamente, trotando dentro de su delirio. Lo que llamamos
genio no es sino el poder magnífico que algún hombre tiene de distender un poro
de esa niebla imaginativa y descubrir a su través, tiritando de puro desnudo,
un nuevo trozo auténtico de realidad.”(pàg. 36)
L’empatia
i la percepció del proïsme no és el nostre fort:
“La
mayor parte de la gente es torpe en su percepción de las personas, que son el
objeto más complicado y más sutil del universo.”(pàg.
37)
Comença
el show. Els que pensin que és un llibre d’autojuda en temes amorosos ja poden
tremolar:
“Ahora
bien: conviene resueltamente decir que el enamoramiento es un estado de miseria
mental en el que la vida de nuestra conciencia se estrecha, empobrece y
paraliza.”(pàg. 37)
Focalitzant i desenfocalitzant. El tòpic diu que sols
ens passa als homes.:
“Es
constitutivo de nuestra conciencia atender algo. Pero no le es posible atender
algo sin desatender otras cosas que, por ello, quedan en una forma de presencia
secundaria, a manera de coro y de fondo.”(pàg. 41)
Qué
ens interesa realment? Qué és l’enamorament?:
“Hay
quien, si en la conversación surge un dato económico, queda absorto, como si
hubiese caído por un escotillón. En otro irá la atención espontáneamente, por
propio declive, hacia el arte o hacia asuntos sexuales. Cabria aceptar esta
fórmula: dime lo que atiendes y te diré quién eres.
Pues bien: yo creo que el
«enamoramiento» es un fenómeno de la atención, un estado anómalo de ella que en
el hombre normal se produce.
Ya el hecho inicial del «enamoramiento» lo
muestra. En la sociedad se hallan frente a frente muchas mujeres y muchos
hombres. En estado de indiferencia, la atención de cada hombre -como de cada
mujer- se desplaza de uno en otro sobre los representantes del sexo contrario.
Razones de simpatía antigua, de mayor proximidad, etc., harán que esa atención
de la mujer se detenga un poco más sobre este varón que sobre el otro; pero la
desproporción entre el atender a uno y desatender a los demás no es grande. Por
decirlo así -y salvas esas pequeñas diferencias-, todos los hombres que la
mujer conoce están a igual distancia atencional de ella, en fila recta. Pero un
día este reparto igualitario de la atención cesa. La atención de la mujer
propende a detenerse por sí misma en uno de esos hombres, y pronto le supone un
esfuerzo desprender de él su pensamiento, movilizar hacia otros u otras cosas
la preocupación. La fila rectilínea se ha roto: uno de los varones queda
destacado, a menor distancia atencional de aquella mujer.
El «enamoramiento»,
en su iniciación, no es más que eso: atención anómalamente detenida en otra
persona. Si ésta sabe aprovechar su situación privilegiada y nutre
ingeniosamente aquella atención, lo demás se producirá con irremisible
mecanismo. Cada día se hallará más adelantado sobre la fila de los otros, de
los indiferentes; cada día desalojará mayor espacio en el alma atenta. Esta se
irá sintiendo incapaz de desatender a aquel privilegiado. Los demás seres y
cosas serán poco a poco desalojados de la conciencia. Dondequiera que la
«enamorada» esté, cualquiera que sea su aparente ocupación, su atención
gravitará por el propio peso hacia aquel hombre. Y, viceversa, le costará una
gran violencia arrancarla un momento de esa dirección y orientarla hacia las
urgencias de la vida.” (pàg. 43-44)
“No se trata, pues, de un enriquecimiento de nuestra
vida mental. Todo lo contrario. Hay una progresiva eliminación de las cosas que
antes nos ocupaban. La conciencia se angosta y contiene sólo un objeto. La
atención queda paralítica: no avanza de una cosa a otra. Está fija, rígida,
presa de un solo ser. Theia manía («manía divina»), decía Platón. (Ya veremos
de dónde viene este «divina», tan sorprendente y excesivo.) Sin embargo, el
enamorado tiene la impresión de que su vida de conciencia es más rica. Al reducirse
su mundo se concentra más. Todas sus fuerzas psíquicas convergen para actuar en
un solo punto, y esto da a su existencia un falso aspecto de superlativa
intensidad.”(pàg. 44)
Enamorament, no
amor, com a imbecil·litat transitòria:
”Reprimamos los gestos
románticos y reconozcamos en el «enamoramiento» -repito que no hablo del amor
sensu stricto- un estado inferior de espíritu, una especie de imbecilidad transitoria.
Sin anquilosamiento de la mente, sin reducción de nuestro habitual mundo, no podríamos
enamoramos.”(pàg. 45)
“Si en el paroxismo
del enamoramiento pudiésemos de pronto ver lo amado en la perspectiva normal de
nuestra atención, su mágico poder se anularía. Mas para hacer esto tendríamos
que atender a esas otras cosas, es decir, tendríamos que salir de nuestra propia
conciencia, íntegramente ocupada por lo que amamos.”(pàg. 46)
“El alma de un enamorado
huele a cuarto cerrado de enfermo, a atmósfera confinada, nutrida por los pulmones
mismos que van a respirarla.”(pàg. 47)
L’altra cara de
la moneda, l’odi:
“Sólo hay un caso en que nuestra atención va por su
propio pie a fijarse en otra persona, y, sin embargo, no se trata de
enamoramiento. Es el caso del odio. Odio y amor son, en todo, dos gemelos
enemigos, idénticos y contrarios. Como hay un enamoramiento, hay -y no con
menor frecuencia- un «enodiamiento»”.(pàg. 48)
Etimologia de l'encantament
“El verso más antiguo es la fórmula mágica que se llamó cantus y carmen. El acto y el efecto mágico de la fórmula era la incantatio. De aquí encanto, y en francés, charme, de carmen.”(pàg. 50)
CONTINUARÀ....
Etimologia de l'encantament
“El verso más antiguo es la fórmula mágica que se llamó cantus y carmen. El acto y el efecto mágico de la fórmula era la incantatio. De aquí encanto, y en francés, charme, de carmen.”(pàg. 50)
CONTINUARÀ....
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