dimarts, 7 de gener del 2014

Los años de peregrinación del chico sin color de Haruki Murakami

Títol original: 色彩を持たない多崎つくると、彼の巡礼の年 (Shikisai o Motanai Tazaki Tsukuru to, Kare no Junrei no Toshi)
Títol anglès: Colorless Tsukuru Tazaki and His Years of Pilgrimage

Traducció del japonès: Gabriel Álvarez Martínez

Editorial: Tusquets Editores. Colecció Andanzas nº 815

Any: Octubre 2013

ISBN: 978-84-8383-744-3

Pagines: 314


A destacar:

Tsukuru se preguntaba qué pensaba Sara de muchas cosas. Y cayó en la cuenta de que él no le contaba a Sara todo lo que pensaba. Y es que hay cosas que bajo ningún concepto pueden salir de uno mismo. (pàg 44)

- (...).A él también le gusta el pensamiento abstracto. Siempre escucha música clásica y anda enfrascado en la lectura de libros que nadie lee. Lo suyo no es hacer dinero, y la mayor parte de lo que gana se lo gasta en libros y discos (pàg. 61)

-Es Le mal du pays, de Franz Liszt. (pàg. 62)

Era como si todos aquellos hermosos instantes se hubieran rebelado contra la opresión del tiempo y hubiesen remontado el cauce con firmeza. (pàg. 63)

-"El cocinero odia al camarero y ambos odian al cliente" -dijo Haida-. Es de la obra de teatro La cocina, de Arnold Wesker. (pàg. 65)

-Al acto de morir en sí, no, no le tengo miedo. No bromeo. En mi vida he visto morir a mucha chusma. Si ellos pudieron, yo no voy a ser menos. (pàg. 86)

-(..). Otra de las cosas que aprendí trabajando para otros fue que la mayoría de la gente no reacia a acatar órdenes. Es más, se sienten felices de que se les den órdenes. Se quejan, de acuerdo, pero no en serio. Se limitan a refunfuñar, es un simple habito. Cuando tienen que pensar por sí mismos o asumir responsabilidades y tomar decisiones, se sienten desbordados. (pàg. 166)

-(...). No pretendemos crear zombis, sino instruir a los empleados para que sigan los dictados de la empresa y al mismo tiempo se digan: "Pienso por mí mismo". (pàg. 167)

-(...). A lo largo de nuestra vida vamos descubriendo poco a poco nuestro verdadero yo; y a medida que lo descubrimos, perdemos parte de nosotros mismos. (pàg. 180)

-(...). Algo que todas las mujeres sentimos en mayor o menor medida. El temor a que, cuando nuestro apogeo ya haya pasado, no nos demos cuenta o no logremos asumirlo, y sigamos comportándonos como siempre y todos se rían a nuestra costa o nos den la espalda. (pàg. 193)

Por muy sincero que uno sea, hay cosas que uno debe guardarse para sí. (pàg. 271)

Por algún motivo, las palabras adecuadas siempre llegan demasiado tarde. (pàg. 279)

Hizo la colada, echó un vistazo a los periódicos acumulados y antes del anochecer salió a hacer la compra, aunque no tenía apetito. (pàg. 282)

El paraíso se pierde cuando uno menos se lo espera. (pàg. 308)

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