dimecres, 1 de juliol del 2015

Los cañones de Navarone de Enric Juliana

Avui, Enric Juliana ens ha deixat un article gloriós a La Vanguardia. En quatre línies dibuixa una realitat que uneix geo-política i economia per entendre millor el cas dels grecs.

http://www.lavanguardia.com/politica/20150701/54433128824/canones-navarone-enric-juliana.html

Los cañones de Navarone

El origen del actual drama griego lo encontramos en la conferencia de Yalta, que en 1945 repartió el mundo y garantizó a los griegos un pasaporte occidental de primera

Mucha gente se pregunta por qué diablos Grecia entró en la Comunidad Económica Europea cinco años antes que España y Portugal, y por qué motivo se le abrieron las puertas del euro, cuando toda la tecnocracia de Bruselas sabía que en Atenas no hay catastro. La respuesta está en la Geografía, en la Historia y en la película 'Los cañones de Navarone'. 

El célebre filme interpretado por Gregory Peck, David Niven y Anthony Quinn cuenta la peripecia de un comando aliado que debe destruir un nido de águilas. La fortaleza de la isla de Navarone, equipada con dos gigantescos cañones que aseguran a los alemanes el control del mar Egeo. Navarone no existe. La isla de la película es Leros, en el archipiélago del Dodecaneso, que cuenta con uno de los mejores puertos naturales del Egeo. Leros es hoy lugar de veraneo de destacados intelectuales europeos –el filósofo francés Bernard Henry–Lévy, entre ellos–, que en estos momentos deben de estar dudando entre apoyar el manifiesto pro-Syriza impulsado por los economistas Joseph Stiglitz y Thomas Piketty, o secundar la línea editorial ortodoxa, que considera al primer ministro griego Alexis Tsipras un peligroso aventurero y un golpista contra el orden europeo. 

Grecia es imprescindible para el control del Mediterráneo. La legendaria batalla de Lepanto (golfo de Corinto), en la que Cervantes perdió un brazo y el Santo Cristo de la nave capitana de Juan de Austria esquivó una bala –la imagen, inclinada a un lado, se venera en una capilla de la catedral de Barcelona–, consiguió frenar en 1571 la expansión otomana hacia el Mediterráneo occidental. Gran Bretaña, Turquía y Rusia han jugado largas partidas de ajedrez en el tablero griego. 

El actual drama de Grecia tiene su origen en la conferencia de Yalta, donde se decidió el reparto del mundo en 1945. El país quedó en zona de influencia occidental. Cuando los guerrilleros comunistas griegos que se habían enfrentado a los nazis intentaron tomar el poder en Atenas, Stalin les abandonó. Les dejó solos. Fueron derrotados por los británicos, pese a contar con el auxilio de Tito, el líder comunista yugoslavo, que ambicionaba una gran confederación balcánica independiente de Moscú. Entre 1946 y 1949, tiempo de la guerra civil griega, Stalin aún quería respetar Yalta y maldecía el plan de Tito. Hubo ruptura entre Moscú y Belgrado. En la órbita soviética comenzó entonces la persecución de los "titistas, nacionalistas pequeño burgueses". Un destacado político catalán de la Segunda República, Joan Comorera Soler, fundador del PSUC, fue víctima de esa purga. Poco conocida, la suya es una historia que tambien merecería una película. Hombre de carácter fuerte e independiente, muy catalanista, partidario de la máxima autonomía de su partido respecto al PCE, fue fulminado por Dolores Ibarruri y Santiago Carrillo, bajo la acusación de "titista". Repudiado por sus compañeros, regresó con su mujer a Barcelona y logró vivir clandestinamente durante tres años en un piso del Eixample, traduciendo libros de Simenon y ciclostilando sus ideas políticas en unas hojas volanderas que su esposa depositaba en algunos buzones de la ciudad. Entre otras cosas, defendía un regreso masivo de los exiliados a España para colapsar el régimen de Franco. Localizado y detenido por la polícia, fue condenado a 30 años de cárcel por un consejo de guerra. Murió en la prisión central de Burgos y su viuda, Rosa Santacana, fue acogida por las autoridades yugoslavas. Está enterrada en la ciudad mediterránea de Split (Croacia). 

El control del Mediterráneo, decíamos. La dictadura militar griega se hundió de manera fulminante en julio de 1974, cuando el régimen ateniense de los coroneles quiso tomar Chipre, provocando un cataclismo con Turquía, que puso en riesgo el flanco sur de la OTAN. La isla de Chipre es un gran portaaviones ante Oriente Medio. (Diez años después, la dictadura militar argentina repitió una aventura similar con la desastrosa toma de las islas Malvinas). 

Yalta garantizó a Grecia el pasaporte europeo y es dudoso que Alemania se lo vaya a quitar, sea cual sea el desenlace de la actual crisis. Estados Unidos vuelve a tener como prioridad la contención de Rusia. El presidente Barack Obama está presionando a favor de la quita de la deuda griega y de un acuerdo estable entre Atenas y la Unión Europea. Moscú vigila la evolución de los acontecimientos, el brasero de Ucrania sigue ardiendo y la República Popular China controla la gestión del puerto de El Pireo (Atenas), primera gran base náutica para los mercantes que atraviesan el canal de Suez. 

El determinismo geográfico y la contabilidad luterana están librando una singular batalla. ¿Quién acabará controlando los cañones de Navarone?

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