Título: Les bacants
Título original: Βάκχου
Autor: Eurípides
Editorial: La Magrana
Colección: L’esparver
clàssic nº 56
Introducción, traducción
y notas: Joan Alberich i Mariné
Primera edición: Marzo
2006
Páginas: 121
ISBN: 84-7871-604-1
Introducción
Eurípides i l’entorn
històric d’Atenes
L’obra d’Eurípides
El culte a Dionís
Les bacants
Significat de Les bacants
Dionís, Dionisi, bacant,
bacanal
Penteu a la literatura
Dionís en la pintura
antiga
Dionís en la pintura
moderna i contemporània
Dionís en l’art
musivària, l’escultura, la música i el cinema
Bibliografia
Les bacants
Eurípides y el entorno
histórico de Atenas
Eurípides nace,
aproximadamente hacia el 485 a.C. Cinco años antes de su nacimiento ha tenido
lugar la victoria de Maratón sobre los persas y, a sus cinco añitos, vive,
también contra los persas, otra victoria: la de Salamina.
Cuando tiene siete años, en
478, Atenas, aprovechando la inhibición espartana, crea la Liga de Delos. En
449 -nuestro pollo ya tiene 36 años- se firma la paz con Persia y la Liga no
debería tener ya mucho sentido, pero se ha convertido en una herramienta del
imperialismo ateniense.
Hacía poco, en 454, el
tesoro de la Liga, se trasladó de Delos a Atenas. Este dinero va a permitir
pagar a Pericles (495- 429) el Partenón que se construirá entre 447 y 432.
Con el Partenón recién inaugurado,
al año siguiente, el 431, empieza la Guerra del Peloponeso que enfrenta la Liga
de Delos con la espartana Liga del Peloponeso. Eurípides, ahora con 54 años no
verá el fin de la guerra. Solamente podrá disfrutar de alguna tregua.
Los datos biográficos
sobre Eurípides son pocos y además quedan marcados por los comentarios de su
archienemigo Aristófanes que, a la mínima, lo ponía a parir. La leyenda dice
que nació el mismo día de la victoria de Salamina pero no parece muy fiable.
Mientras Esquilo es el poeta
optimista y de los dioses. Ha vivido momentos angustiosos contra los persas
pero al final siempre ha alcanzado la victoria. Sus tragedias, en general,
tienen una salida airosa.
Sófocles, vive un mundo más
resignado.
Eurípides, ve las guerras
médicas como algo del pasado. Los sofistas le han impactado mucho y por eso
cultiva más la duda y la crítica que el optimismo o el pesimismo. La guerra del
Peloponeso se hace pesada y estéril. En sus obras se plantean los problemas
pero no se buscan las soluciones.
Su padre, probablemente
un hacendado de Salamina, quería que Eurípides se convirtiese en un luchador y
deportista famoso tal y como le había predicho un oráculo. El joven Eurípides
también hizo sus pinitos con la pintura pero pronto lo dejó para pasarse a los
debates filosóficos rodeado de sofistas. Entre sus compinches tenemos al físico
Anaxágoras y a los sofistas Gorgias o Protágoras. Este último, Protágoras, leyó
en casa de Eurípides su tratado Sobre los dioses. También fue amiguito de
Sócrates hasta el punto que el famoso filósofo solamente acudía al teatro
cuando la obra estaba firmada por Eurípides.
Eurípides, como Sócrates,
no es que fuera un incomprendido –que también- lo que pasa es que era un
poquitín avanzado. Así, por ejemplo, en sus obras suelen ser las mujeres las
que reflexionan más críticamente que los hombres. El público en general, más
retrogrado, coincidía más con Aristófanes. El comediógrafo acusaba a nuestro
Eurípides de misógino y lo consideraba como un amargado por su supuesto fracaso
matrimonial.
Tenía fama de hombre
solitario, lector empedernido y no muy inclinado a la vida social. Parece ser
que, en las propiedades de su padre, en Salamina, tuvo una de las primeras
bibliotecas. No participó, a diferencia de Sócrates, en la vida pública.
En cuanto a premios fue
un pupas. Solamente ganó un premio cuatro veces en vida y una cuando ya estaba pajarito. El público añoraba la grandeza
de los personajes de Esquilo, el
comportamiento heroico de los personajes de Sófocles y no acababa de conectar
con la realidad humana de Eurípides.
En cuanto a premios,
Sófocles era un winner: 20 primeros premios y nunca quedó tercero. Lo que
también hay que considerar es que el gran público, que no tenía derecho a voto
en los premios, si que gustaba bastante de Eurípides, o al menos así se deduce
de los comentarios de Aristófanes que, en ningún caso pretendía halagarle.
El premio real ha sido la pervivencia de su obra. Si de
Esquilo y Sófocles nos quedan unas siete obras de cada uno, de Eurípides, hay
entre 18 y 19
En 408, con 78 añazos a
las espaldas, asqueado de Atenas se va a Pela (cerca de Tesalónica) a la corte
del rey macedonio Arquelao (tirano modélico según Platón). Los paisajes
salvajes del norte de Grecia y sus
cultos orgiásticos aún en uso debieron impresionar a Eurípides e influir en su
última obra Las Bacantes. En la obra, el rey Penteo muere mutilado por su madre
y seguro que eso ayudó a la leyenda sobre la muerte de Eurípides despedazado
por los perros de la casa real. Sea como fuere, en 406, justo antes de la celebración
de las Grandes Dionisíacas, se recibe la noticia de su muerte. Sófocles, que
morirá poco después, hace salir, en sus tragedias, al coro de riguroso luto.
La obra de Eurípides
Se le atribuyen 92 obras
de las cuales se conservan enteras unas 19. Todas son tragedias menos una –El
Cíclope- que se considera sátira.
Las más famosas –o las
que más me suenan- serían Medea, Las Troyanas, Helena, Orestes, Las Bacantes e
Ifigenia en Aulide.
Aunque no llega a conocer
la sumisión de Atenas a Esparta (es en el 404 y él muere en el 406) percibe
como los vaivenes bélicos afectan a sus compatriotas. Según Aristóteles,
Sófocles comentaba que mientras él pintaba a los hombres como deberían ser, Eurípides
los reflejaba tal como eran.
En ocasiones modifica los
mitos clásicos para ahondar en los procesos psicológicos de los personajes
perdiendo así la aureola mítica de Esquilo o Sófocles. Otras veces resuelve mediante deus ex
–machina. Destaca el resumen del planteamiento inicial en el prólogo permitiéndole
entrar rápidamente en el nudo.
Su lenguaje es más
coloquial, más prosaico. Ello le ayudará para su posterior popularidad tanto en
la época helenística como en la romana.
La parte coral y musical
pierde terreno respecto a sus predecesores.
Eurípides, según
Aristóteles, es el más trágico de los poetas. Su influencia se deja ver en
Virgilio, Séneca, Camille, Racine, Goethe, Gidó, Giradoux, etc.
El culto a Dioniso.
Dioniso es el dios del
vino y de la exaltación orgiástica. También se le relaciona con la vegetación y
los muertos.
El nombre latino de Baco
también era utilizado en el mundo griego.
Es un dios forastero,
relacionado con Tracia (Turquía europea, Sur-Este de Bulgaria y zona griega de
Macedonia Oriental y Tracia) y Asia
Menor. Se le conoce desde el período micénico (hay inscripciones del siglo
XIII). Es un dios no urbano, del exterior, de la naturaleza no civilizada,
salvaje.
Zeus, con aspecto de
hombre, seduce a Semele y la deja embarazada. Hera, encolerizada, se disfraza
de criada y convence a Semele para que le pida a Zeus que le muestre su máximo
esplendor. Zeus avisa a Semele pero, tras su insistencia se muestra tal como es
en realidad. Sus rayos carbonizan a Semele pero, antes de que muera, Zeus tiene
tiempo de sacar a Dioniso del vientre de su madre e introducirlo en su pierna
para ser gestado en los dos meses que le faltan. Cuando nace, Zeus le encarga a
Hermes que lo lleve a Orcómenos (Beocia) para ser cuidado por Ino, la hermana
de Semele casada con Atamante y que lo disfrace de niña. Cuando Hera se entera
hace enloquecer a Dioniso. En su locura, Dioniso huye por Egipto y Siria hasta
llegar a Frigia (Anatolia). Allí la diosa Cibeles lo adopta y lo forma en su
culto. Dioniso, ya curado de su locura va a Tracia donde Licurgo (no confundir
con el legislador espartano) le expulsa tanto a él como a su tíaso (comitiva de
seguidores dionisíacos) acusándoles de incitar a comportamientos inmorales. Al
poco tiempo Licurgo enloquece y, siguiendo el oráculo que indicaba que mientras
estuviese vivo sería un desastre para su país, sus súbditos lo matan. Dioniso
abandona Tracia y se embarca hacia la India y finalmente vuelve a Beocia, la
tierra de su madre. En Tebas intenta introducir nuevas fiestas en que los
habitantes, sobre todo las mujeres, llegan a estados de entusiasmo místico.
Penteo, el rey de Tebas, nieto de Cadmo (y por tanto primo de DIoniso) se opone
y recibirá el castigo de ser descuartizado por su propia madre -Agave- hermana de Semele.
El mito explica que otras
ciudades fueron reticentes a adorar a Dioniso. En Orcómenos (lugar donde fue
dejado por Zeus) las hijas de Mínias no quisieron participar en las fiestas y
se quedaron tejiendo. Su castigo fue enloquecer y descuartizar el hijo de una
de ellas. Las ménades o seguidoras de Dioniso, horrorizadas, las mataron.
En Argos (patria de
numerosos héroes griegos, de ahí el uso habitual del gentilico argivos para el
común de los griegos en Homero) ya en el Peloponeso, las hijas del rey Pretos,
al oponerse a su culto se vuelven locas, devoran a sus hijos y acaban pastando
por la montaña pensando que son vacas.
En uno de los himnos
homéricos (entre 32 y 34 composiciones dedicadas a los dioses atribuidas en la
antigüedad a Homero pero que hoy se consideran posteriores) Dioniso se dirige a
la isla de Naxos. La tripulación, formada por piratas tirrenos (adjetivo
utilizado para los etruscos) decidió llevar el pasaje a Asia Menor para
venderlos como esclavos. Dioniso transforma los remos en serpientes y los palos
y las velas en hiedra y parras llenas de uva. Los marineros, espantados se
lanzaron al mar y se convirtieron en delfines.
Otro de las hazañas de
Dioniso fue bajar al Hades para resucitar a su madre Semele. A cambio, Plutón
le pidió que le diese su planta favorita que era la mirto. De ahí, que los que
se iniciaban en sus misterios llevasen corona de mirto. Una vez en Naxos
rescata a Ariadna que había sido abandonada por Teseo y se casa con ella.
Estos mitos influyen en
el orfismo que considera que el alma –de origen divino- está atrapada en el
cuerpo. Dioniso es el centro del mito de la muerte y la resurrección y por eso
está representado en muchos sarcófagos.
Las celebraciones
dionisiacas consistían en procesiones que intentaban reproducir el tíaso
original formado por silenos, sátiros y ménades que fueron las niñeras del
dios. Las máscaras eran muy útiles para representar los cambios de estado
progresivamente frenéticos. La participación femenina era mucho más importante
–en cantidad y calidad- que la masculina. Eran las bacantes, es decir, las
poseídas por Baco, las que se unían al tíaso, invocaban al dios y cantaban a su
majestad y a su supuesta presencia.
Se practicaba el
descuartizamiento de animales silvestres en vivo (sparagmós) y se comía su
carne cruda (omofagia). Era un ritual simbólico para manifestar la
identificación con el dios en el marco de la naturaleza exterior a la ciudad
donde lo humano, lo animal y lo divino es todo uno. En la ciudad, en cambio,
los sacrificios tenían que seguir una pauta pactada con los dioses siguiendo
todo un formalismo.
En Atenas, en diciembre,
tenían lugar las Dionisíacas rurales donde se celebraban las faloforias o
procesiones con falos que reconocían el poder fecundador de Dioniso tan
necesario para la agricultura.
A finales de enero tenían
lugar las Leneas o Pequeñas Dionisíacas en que se veneraba a Iaco (por
similitud fonética la vinculación con Baco). Los cultos eran diferentes en
origen pero muy similares y acabaron uniéndose. Iacos era hijo de Deméter o
Perséfone y, por tanto, vinculado a los ritos de Eleusis. En estas fiestas
tenían lugar representaciones teatrales no tan importantes como las de las
Dionisas Urbanas o Grandes Dionisas que se celebraban en marzo-abril.
Las Grandes Dionisas
duraban seis días. El primer día se presentaban los poetas y se llevaba la
estatua de Dioniso desde su templo hasta el recinto sagrado del teatro. El
segundo y tercer día se dedicaba a concurso de ditirambos y los últimos tres
días eran el concurso de los tres poetas: por la mañana tres tragedias y un
drama satírico. Por la tarde una comedia. Al final se proclamaba el vencedor.
Con Pericles y la Liga de
Delos, la importancia de las Grandes Dionisias aumentó considerablemente. Era
la época del año en que los aliados llegaban a Atenas para pagar su tributo a
la Liga. Aprovechaban para disfrutar de un buen espectáculo.
En Delfos, los tres meses
de invierno se dedicaban a DIoniso. En el siglo II a C. el culto a Dioniso se
extiende con fuerza por el sur y centro de Italia. En 186 a.C. el Senado romano
prohíbe la celebración de las Bacanales con gran éxito entre las clases
populares. Parece que César las permitió para ampliar su soporte entre dichas
clases. Marco Antonio llegó a identificarse con Dioniso para celebrar, en
Alejandría, tras su victoria en Armenia.
El orfismo es un
movimiento relacionado con el culto a Dioniso. Orfeo sería un profeta de la
religión dionisíaca que estableció alguna reforma que daría lugar a los
misterios órficos celebrados secretamente por los tíasos dionisiacos. Se le
atribuye una producción literaria desaparecida producida por adivinos y
hechiceros en torno al VI a.C.
La teogonía órfica
plantea un Huevo primordial del que surgió un primer ser vivo masculino y
femenino –Fanes o Eros- que dio a luz todo lo que hay en el mundo. La parte
superior del Huevo era la bóveda celeste; la parte inferior la Tierra. De Zeus (transformado en serpiente) y
Perséfone (hija de Zeus y reina del inframundo) nace Dioniso Zagreo al que se
le promete el gobierno del Universo. Para muchos, Dioniso Zagreo es Osiris. Los
Titanes son enviados por Hera para matar el niño. Lo buscan con sonajeros y
juguetes y, cuando lo encuentran, devoran todo su cuerpo excepto el corazón.
Zeus se come el corazón y consigue hacerle renacer con el nombre de Dioniso (en
otras tradiciones con el nombre de Iaco) y fulmina a los Titanes, de cuyas
cenizas nacieron los humanos. Así, la naturaleza humana es en parte divina
–puesto que los Titanes habían comido el cuerpo de Dioniso- pero está marcada
por el pecado del crimen. Este pecado original condena a los humanos a vivir en
el cuerpo que es la prisión del alma. Para los no introducidos en los misterios
órficos el destino es la continua reencarnación. En cambio, para los órficos,
si se abstienen de comer carne animal –puesto que la idea de la transmigración
de las almas implica el respeto para cualquier tipo de vida- acabará la
secuencia de reencarnaciones y accederá a las estancias divinas y a la vida
eterna. Este planteamiento influirá en el
pensamiento griego desde Pitágoras hasta Platón y, evidentemente, en el
cristianismo. La religión olímpica
tradicional no satisfacía las inquietudes personales respecto al alma; ello
facilitará el paso del politeísmo pagano hacia el monoteísmo cristiano. Es por
eso que es frecuente la representación de Orfeo frente a las fieras en las
obras paleocristianas donde Orfeo es una prefiguración pagana de Jesús.
Unes quantes perles:
[275]
..ha inventat el beuratge líquid del raïm i l'ha portat als mortals. Aquest allibera del sofriment els pobres humans, quan se sacien del suc de la vinya, i els dóna el son i l'oblit de les afliccions de cada dia. I és que no hi ha cap altre remei per a les penes.
[400]
La vida es breu. Per això, si un persegueix coses inassolibles, no gaudeix ni de les que són presents.
Nota 57, pàg. 75 [450-475]
“Un element essencial dels misteris era el secretisme dels que hi participaven. El secret, en grec, era árreton, es a dir, indecible per als no iniciats. El mot misteri està relacionat amb el verb grec myo “estar tancat” i prové de la rel indoeuropea “mu-“ el significat de la qual és “posar el dit sobre els llavis per convidar al silenci”.
En 725-750, les bacants esquarteren amb les mans vaques i braus. Es a dir, el spáragmos no es limitava a petits animals silvestres.
Nota 61, pàg. 89 [750-775]
“En el món hel·lènic s’entèn per dèmon l’entitat sobrehumana que s’interfereix en la vida dels humans d’una manera beneficiosa o perjudicial. Segons Plató, el démon era l’esser intermediari entre els déus i els homes que inspirava Sòcrates. En el Nou Testament, els dèmons solen tenir connotacions negatives, per la qual cosa, amb el pas del temps, foren associats amb els diables.”
Pàg. 100 [1000-1075]
CORIFEU – “Jo, forastera com sóc, crido l’eve amb les melodies bàrbares, perquè ja no m’arrauleixo per por de les cadenes”.
Nota 112, pàg. 114 [1300-1350]
“(...) i els envià als Camps Elisis, lloc feliç on anaven a parar els piadosos després de la mort. Es trobava sota terra, com tota la resta del reialme dels difunts. En podem llegir la descripció que en fa Proteu a Menalau a l’Odissea (4,563, ss)”
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