Quim Monzó.
La Vanguardia 23/09/2014 página 20
Los yihadistas son una mina. Cuando crees que no pueden sorprenderte
con ninguna nueva genialidad, inmediatamente se superan. Ahora se ha sabido que
las mujeres que forman parte de los peshmergas, las fuerzas kurdas que luchan
contra la organización Estado Islámico, disponen de un poder de contención en el
que poca gente había pensado hasta ahora. Los combatientes yihadistas –todos
hombres, evidentemente, porque las señoras no pueden participar en batallas–
creen que, si les mata una mujer, cuando lleguen al paraíso no recibirán como
gratificación las setenta y dos vírgenes que a cada uno de ellos les
corresponde. Morir en manos de un hombre es noble y te concede esa eterna
recompensa lasciva. Morir en manos de un ser de menor categoría como es la
mujer es un hecho despreciable e indigno de premio. Todo eso lo explicaba el
domingo en The Telegraph Ed
Royce, director del Comité de Relaciones Internacionales del Congreso de
Estados Unidos. Las combatientes peshmergas –muchas de la comunidad yazidí, que
el Estado Islámico masacra sin piedad– están encantadas con las creencias de
los yihadistas, que han contribuido en buena medida, dicen, a que el avance de
estos en Iraq se haya detenido: “Creo que nos tienen más miedo a nosotras que a
los hombres”. Quizá por eso hay cada vez más mujeres soldados en el frente. Lo más
enternecedor es que esos versos del Corán que prometen setenta y dos vírgenes a
cada yihadista muerto en batalla son los mismos que usan los imanes y las
organizaciones extremistas como cebo para reclutar nuevos militantes dispuestos
a dar la vida por esta promesa. Deslumbrantemente, ese mismo cebo se les gira
en contra cuando los soldados que tienen delante son mujeres. No les debió
haber pasado nunca por la cabeza encontrarse, un día, ante batallones de
mujeres, imagino. Y mientras nos
distraemos con estas chorradas, también el domingo, la radiotelevisión pública
Nederlandse Omroep Stichting (NOS; sólo con una O) anunció que las autoridades
belgas han arrestado a dos yihadistas que planeaban atentar ni más ni menos que
contra la sede de la Comisión Europea en Bruselas. El día antes, el sábado, dos
diarios belgas –el flamenco Tijd y el francófono L’Écho– informaron de que Bélgica ha truncado ya varios
atentados planeados por excombatientes yihadistas en Siria, simpatizantes del
Estado Islámico y que ahora están en la Unión Europea a disposición de lo que sus
superiores gusten mandar. Y como en los atentados eres tú quien mata
indiscriminadamente y, a diferencia del combate en un frente de guerra, en principio
huyes antes de que estalle la bomba (o te matas a ti mismo, si se trata de un
atentado suicida) no creo que en ningún momento hayan pensado que, por aquellas
cosas de la vida, sea una policía quien los sorprenda, les mate y, por culpa de
un par de tetas de este mundo, se pierdan todas las que los esperan en el otro.
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