Título original:( 海辺のカフカ Umibe no Kafuka)
Fecha de publicación: 2002
Traducción del japonés: Lourdes Porta (2006)
Editorial: Editorial Tusquets
Colección: Andanzas nº 618
ISBN: 978-84-8310-356-2
Edición: Abril 2007 (5ª edición)
Páginas: 584
DIBA: N Mur
Como siempre un mundo inmerso en el realismo mágico sin explicaciones de sus causas. Leer a Murakamim, inaceptable para muchos lectores realistas, consiste en aceptar lo mágico en lo cotidiano.
Dos historias que se cruzan -se van cruzando- con dos protagonistas muy dispares y un conjunto de secundarios llenos de contenido y muy sorprendentes: la metamorfosis del camionero, la complejidad del bibliotecario, las dos etapas de la directora, la compañera del autobús, el padre incomprensible, los gatos que justifican cualquier acto, el deus ex machina del Kentucky Fried Chicken
Al principio del libro, la primera historia engancha mientras que la segunda parece accesoria e incluso molesta. Pero a medida que avanza el libro la situación cambia radicalmente incrementándose el interés de la segunda y suavizándose la intensidad de la primera.
Perlas:
Cuando halló el punto justo, primero fue incrementando poco a poco, muy despacio, la presión de los dedos, inspeccionando el terreno. De pronto tomó una bocanada de aire, lanzó un gritito, como el de un pájaro de invierno, hizo acopio de todas sus fuerzas y le clavó los dedos entre el hueso y el músculo. El dolor que experimentó el joven fue espantoso, más allá de toda lógica. Un enorme relámpago le atravesó la cabeza, la mente se le quedó en blanco. Se sintió como si lo hubiesen arrojado, de golpe, desde lo alto de una torre a las profundidades del infierno. Ni siquiera pudo soltar un alarido. Tan intenso era el dolor que no podía ni pensar. Todas las ideas se le calcinaron y desaparecieron, todas sus sensaciones quedaron condensadas en el dolor. Tuvo la impresión de que su cuerpo había sido despedazado. Ni siquiera la muerte debía de ser tan atroz. No podía abrir los ojos. Se quedó de bruces contra el tatami, tal como estaba, incapaz de hacer un solo movimiento, babeando. Las lágrimas le resbalaban por las mejillas. Hoshino permaneció en esa lamentable situación durante casi treinta segundos. (página 298)
La mujer condujo a Hoshino fuera del santuario y lo llevó a un love hotel cercano. Una vez allí llenó la bañera de agua, se despojó primero de sus ropas y luego desnudó a Hoshino. Dentro de la bañera lo lavó con cuidado, lo lamió por todas partes y, después, le hizo una felación de tan alto nivel artístico que Hoshino jamás había visto ni oído nada similar. Hoshino eyaculó sin que le diera tiempo a que se le cruzase un solo pensamiento por la cabeza.
-¡Caramba! Es la primera vez en mi vida que me hacen algo fantástico -dijo Hoshino y se sumergió dentro de la bañera.
-Esto es sólo el principio -dijo la mujer-. Ahora viene lo bueno
-Pero yo me he sentido muy bien.
-¿Como cuánto?
-Tanto que no podía pensar ni en el pasado ni en el futuro.
-«El puro presente no es sino el fugitivo progreso del pasado yendo el futuro. A decir verdad, toda percepción ya es memoria.» Hoshino alzó la cabeza y miró a la mujer boquiabierto.
-¿Y eso qué es?
-Henri Bergson -dijo ella tomando el glande entre los labios los restos de esperma-. Mafeeda y memooya.
-No te entiendo.
-Materia y memoria. ¿Lo has leído?
-Creo que no -dijo el joven Hoshino tras pensar unos instante Aparte del Manual de conducción de vehículos especiales del Ejército Tierra de Autodefensa que le habían obligado a leer en su época de so dado (y descontando sus investigaciones de los últimos días en la biblioteca sobre la historia de Shikoku y su clima), Hoshino no recordaba haber leído en su vida otra cosa que manga.
-¿Y tú lo has leído?
La mujer asintió.
-He tenido que leerlo. Estoy estudiando filosofía en la universidad. Y pronto hay exámenes.
-¡Ah, ya! -exclamó el joven admirado-. ¿Y esto que haces es un trabajillo de media jornada?
-Sí. Hay que pagarse la matrícula.
Después condujo a Hoshino a la cama, recorrió todo su cuerpo con las yemas de los dedos y con la lengua y consiguió que él tuviera enseguida otra erección. Una erección tan firme como la Torre de Pisa en tiempos de Carnaval.
(página 344)
A través de los grandes ventanales del restaurante se ve el mar de noche. Pienso en los seres vivos que lo habitan.
(página 369)
Sobre Murakami es interesante "LA SEMÁNTICA FICCIONAL DE LOS MUNDOS POSIBLES EN LA NOVELA DE HARUKI MURAKAMI" MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Justo Sotelo Navalpotro
Comentarios en http://www.tusquetseditores.com/titulos/andanzas-kafka-en-la-orilla
Resumen:
Kafka Tamura se va de casa el día en que cumple quince años. Le llevan a ello las malas relaciones con su padre –un famoso escultor convencido de que su hijo repetirá el aciago sino de Edipo– y el vacío producido por la ausencia de su madre; se dirigirá al sur del país, donde encontrará refugio en una peculiar biblioteca y conocerá a la misteriosa señora Saeki. Sus pasos se cruzan con los de otro personaje, Satoru Nakata, sobre quien se ha abatido la tragedia: de niño, durante la segunda guerra mundial, sufrió un accidente del que salió con secuelas y dificultades para comunicarse... salvo con los gatos.
Crítica:
Un libro que no sólo se lee de un tirón, sino que tensa metafísicamente el pensamiento... Pero por debajo de sus aventuras febriles, cargadas de simbolismo, subyace una corriente tan poderosa como la fuerza torrencial del sexo y de la maduración vital: la atracción de la nada, del vacío, de la dichosa ausencia. Murakami es un maestro pintando con ternura los espacios negativos.
John Updike, The New Yorker
Concebida con suma inteligencia, atrevida en su apuesta por el surrealismo, sensual, y construida con una trama ágil y con frecuencia cargada de humor, la nueva novela de Murakami hurga en nuestra atribulada vida interior con su vigor acostumbrado. Recomendable para cualquier lector.
James Urquart, Independent on Sunday
Kafka en la orilla compensa con creces el esfuerzo de su lectura: puede que sea la novela más extraña que haya escrito su autor hasta el momento, pero también es una de las mejores. Murakami aprovecha todo: de Sófocles a las películas de terror, de los cómics japoneses a la sensiblería de las películas románticas.
Malcolm Jones, Newsweek
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