A la muerte de Fernando VII, con la monarquía cada vez más desprestigiada, la sucesión plantea dos grandes modelos:
•Desarrollo capitalista, centralismo, libertad universitaria y prensa, aprovechamiento riquezas de la Iglesia.
•Catolicismo exclusivista, agrarismo, descentralización y tradicionalismo.
La primera guerra carlista terminará en 1840 (abrazo de Vergara entre Espartero y Maroto) sin resolver plenamente el problema. El reinado de Isabel, la Junta Revolucionaria, el reinado de Amadeo y la I República estarán siempre supeditados al general golpista de turno. Es la época de los pronunciamientos que durará hasta la instauración de la monarquía constitucional de Alfonso XII instaurada precisamente tras el golpe del General Martínez Campos en Segovia a instancias de Cánovas del Castillo.
Canovas instaura la Constitución de 1876 con unas Cortes electas con partidos independientes. El Presidente del Consejo de Ministros era nombrado por el Rey y las elecciones eran absolutamente manipuladas. Los caciques dominaban el mundo rural.
En la Restauración se alternan dos partidos: Conservadores y Liberales. Los primeros son dirigidos por el propio Cánovas y los liberales por Sagasta. Esta alternancia de poder se denominaba el “turno pacífico” con la figura del cesante. Este sistema estaba patrocinado por el Rey, el cacique y la Guardia Civil (fundada en 1844).
En 1897, Cánova es asesinado por un anarquista en un balneario guipuzcoano. 1898 señala, con la pérdida de las colonias, el inicio de la decadencia de los Partidos Conservador y Liberal. De nuevo, el ejército, humillado en Cuba y Filipinas se erige en protagonista de la vida política con el generoso apoyo de Alfonso XIII.
Este idilio entre el monarca y el ejército tuvo tres momentos críticos:
En 1909, la setmana tràgica, con la revuelta de las mujeres y anarquistas –en Barcelona- contra el reclutamiento forzoso de soldados sin recursos económicos que les permitieran evitarlo. Ferrer y Guardia es ejecutado como responsable moral. El escándalo marcará la caida de Antonio Maura.
En 1917, tras la caída del zarismo en Rusia, tienen lugar una serie de revueltas dirigidas contra la Monarquía que son duramente reprimidas por el ejército.
En 1921, el desastre de Annual con entre 7.000 y 11.000 muertes. El Rey parece profundamente implicado.
Los sucesivos cambios de gobierno generan una gran inestabilidad que acaba con un nuevo golpe de estado protagonizado por Miguel Primo de Rivera, en septiembre de 1923, con la rápida aceptación de Alfonso XIII. La Dictadura respetará las organizaciones obreras socialistas, pero en todos los demás aspectos significará un gran retroceso de la libertad. Corrupción, ineficacia y militarismo serán los grandes ejes de la vida política. La llegada de la crisis del 29 facilitará la patada de Alfonso XIII y el ascenso de la Dictablanda de Berenguer. Se convocan elecciones municipales en febrero de 1931 y, en las ciudades, donde no llega la larga mano de los caciques, ganan las fuerzas antimonárquicas. El Rey sondea a los militares y se da cuenta de que, esta vez, no están dispuestos a ayudarle. Mientras la República se proclama en las calles de Madrid, Alfonso XIII abandona España rumbo a Marsella.
Además de las consideraciones políticas, hay que tener presente otras realidades. La mayor parte de la población dependía de la agricultura pero solo en la periferia norte y el litoral mediterráneo – es decir, un 10% de la superficie- reunían las condiciones geográficas y sociales favorables para su desarrollo. La meseta central es árida y tiene poco suelo. Andalucía reúne buenas condiciones físicas, pero la distribución de la tierra está en manos de unos pocos que, además, son absentistas. En tiempos de la ocupación musulmana eran tierras muy productivas pero la Reconquista distribuyó las tierras recién conquistadas a los grandes de España y a las Órdenes Militares. Es el sistema de los latifundios. El intento liberal de la Desamortización de Mendizabal de 1837 fracasó porque los encargados, las comisiones municipales, generaron lotes inasequibles para los pequeños campesinos que solo pudieron ser comprados por los poderosos.
El aumento de la población entre los finales del XIX y principios del XX y el desarrollo de áreas industriales en Barcelona, Bilbao y Madrid conllevó la creación de un aumento de la demanda de los productos agrícolas. En cambio, en Galicia y parte del Cantábrico, el aumento de la población incremento el problema del minifundio que tuvo una salida en la emigración a América y a las ciudades industriales. En Castilla, se aumenta la producción de trigo pero su viabilidad económica únicamente es posible gracias a políticas proteccionistas. En caso de ausencia de esas políticas, el trigo argentino o norteamericano sería más barato para el consumidor final.
Desde un punto de vista sociológico, más que el precio del trigo preocupaba la situación del número cada vez mayor de braceros sin tierra en Andalucía. La tensión entre hombres que solo obtenían un pobre salario de 40 días al año era controlada por la Guardia Civil como si de un ejército de ocupación se tratase.
El otro lado de la moneda era Catalunya, con un gran desarrollo textil de empresas familiares que abastecía España y Sudamérica. En Bilbao, se desarrolla una potente industria naval y de locomotoras. La gerencia y la tecnología eran locales mientras que el capital era mixto (local y británico por lo general). También se desarrolla la minería. Por cuanto hace al desarrollo de la química y la electricidad, se tratará de campos que sí quedarán bastante supeditados al capital y el conocimiento extranjeros.
Aunque la Primera Guerra Mundial supuso un gran mercado para la neutral España, no se supo aprovechar para modernizar la maquinaria, de modo, que en 1918, con el fin de la Guerra, España no supo posicionarse frente a los competidores que ya habían abandonado las armas. Es un momento de decaimiento que llegará hasta la crisis del 29. No obstante, a su llegada, la República, se encontrará con un considerable aumento de la calidad de vida y un notable progreso industrial. Hay que insistir que la opinión pública, en cualquier caso, estaba más enterada y preocupada por el problema agrario que por cualquier otra razón.
Por su parte, la corriente católica, partía de la condena del liberalismo, el materialismo y el socialismo por parte de Pio IX. Menos exaltado, León XIII en 1890 alaba la justicia social como solución al sufrimiento de los obreros favoreciendo la creación de sindicatos católicos, de sociedades de seguros mutuos y de cooperativas de crédito rural. Había que llegar más allá de la caridad y no se podía permitir el monopolio de los socialistas en la solución del problema obrero. Al mismo tiempo, la Iglesia tenía que mantener su presencia en el mundo escolar y hospitalario. Este programa de León XIII tendrá una mayor aceptación tanto en la zona vasca como en la catalana a lo que ayudo la llegada de miembros de órdenes francesas (maristas) e italianas (salesianos) que habían sido expulsados de esos países por políticas anticlericales.
Las nuevas técnicas pedagógicas de krausistas y católicos concienciados socialmente repercutió en una mejora de la enseñanza pero solamente para las clases acomodadas.
Por otra parte, existían otras líneas de pensamiento: catalanismo, nacionalismo vasco y carlismo.
En Catalunya, el XIX es la recuperación del catalán como herramienta literaria. Al mismo tiempo se recupera el conocimiento de un pasado glorioso diferente al castellano. Hasta 1917, este nexo de unión entre burguesía que recupera el pasado y el campesinado que mantiene el uso del catalán, será de carácter conservador y católico con la Lliga de Cambó. Pedirán, y conseguirán, políticas proteccionistas. En 1914 consiguen la creación de la Mancomunitat. Lo que no estaba claro era si el objetivo final era una autonomía o la independencia. Durante la Primera Guerra Mundial, las cuestiones de clase fueron superponiéndose al perfil católico. Primo de Rivera cierra la Mancomunidad en 1923 y el catalanismo ha de pasar a la clandestinidad.
En Euskadi, se especula con el origen de la lengua. Es un movimiento más político y religioso que literario. Desde la Edad Media disfrutaron de unos fueros propios que fueron abolidos en 1837 durante las guerras carlistas. La recuperación de los fueros constituyó el principal caballo de batalla de la acción política vasca. En 1912 sacerdotes vascos organizan escuelas católicas en lengua vasca. En Vizcaya abundaron las sociedades de seguros y celebraciones folklóricas.
Este nacionalismo vasco alimentó los restos del carlismo especialmente en Navarra enfrontando a carlistas con industriales nacionalistas de Vizcaya y Guipúzcoa.
De todos modos, los movimientos que atacaron con mayor efectividad el prestigio de la monarquía fueron el anarcosindicalismo y el socialismo. Es curioso que el 1868 español coincide con las discusiones entre el socialismo de Marx y el anarquismo de Bakunin durante la Primera Internacional. Si hacia 1900 la tendencia mayoritaria en Europa será la socialista, en España, hasta 1931, la mayoría de la acción obrera será anarcosindicalista.
El propósito de socialista y anarcosindicalistas era la creación de una sociedad colectivista a partir de la clase obrera industrial. Para los socialistas las huelgas tenían que tener una efectividad en mejoras salariales y consideraban como las mejores armas el sufragio y el sistema parlamentario. Los anarquistas creían que el sistema parlamentario era una pérdida de tiempo y aborrecían la dirección centralizada del movimiento sindical. Su principal arma sería la huelga general.
El anarquismo catalán se entiende por su origen rural andaluz y levantino. La emigración llevó a Catalunya campesinos ya concienciados que habían de convertirse en obreros industriales anarcosindicalistas. El objetivo: la destrucción del Estado centralizado y su sustitución por comunas federadas libremente. La idea fructificaba en las regiones resentidas contra la autoridad del Gobierno central de Madrid y con una tradición comunitaria en las herramientas y los recursos de producción. El anarquismo andaluz tenía algún tinte místico-religioso con obreros orgullosos de no poseer casi nada y de legendaria amabilidad, teniendo mucho que ver con el cristianismo primitivo.
La Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) se funda en 1911 nutriéndose de estos emigrantes y con una parte que consideraba la eficacia del terrorismo individual. Canovas en 1897, Canalejas en 1912 y Dato en 1921 son asesinados por anarquistas. Su no-estructuración hacia la policía pudiera infiltrarse fácilmente entre sus filas y no se sabe cuántos atentados fueron instigados por la policía para poder reprimirlos.
De 1912 a 1923 aumenta considerablemente el terrorismo en Catalunya. Dentro de los sindicatos se desarrolla la polémica entre partidarios de la violencia sistemática (partidarios de la huelga general y el terrorismo) y los de la acción sindical (partidarios de huelgas pacíficas con objetivos concretos como la jornada de ocho horas o mejoras salariales). En el seno del anarcosindicalismo triunfa la postura radical que gana aún más fuerza con la supresión de la Mancomunidad y la prohibición de los sindicatos catalanes por parte de la Dictadura de Primo. Ante esta situación surge, como sociedad secreta la Federación Anarquista Ibérica (FAI) en 1927 donde se ubica la ahora clandestina CNT.
El socialismo tiene mayor fuerza en Madrid, ciudades vascas, y las comarcas mineras de Asturias y Huelva. El Partido Socialista es fundado por el tipógrafo gallego Pablo Iglesias en 1879. En sus inicios, su principal objetivo era la organización de su federación sindical, la Unión General de Trabajadores (UGT) y la educación de los obreros. Una de sus características fue la creación de Casas del Pueblo con sus bibliotecas. El socialismo español apuesta por el parlamentarismo, En 1910 Pablo Iglesias obtiene un escaño. En 1921 el PSOE vota respecto a la III Internacional. La mayoría vota por no integrarse. Una minoría que quiere adherirse se escinde y forma el Partido Comunista. Primo de Rivera pide colaboración al PSOE que acepta. En la conspiración de intelectuales republicanos anti-dictadura de 1926 –la noche de San Juan- el PSOE se mantiene al margen. La justificación del PSOE era que Monarquía parlamentaria, dictadura benévola o República burguesa eran matices académicos sin implicación para la vida obrera. La llegada de intelectuales a los que estos aspectos sí importan permitió la coalición republicano-socialista pero marcaron un desacuerdo con las masas sindicales que tendría repercusiones en 1936.
El análisis por separado de las principales especificidades de la vida española no puede dejar de lado su profunda interrelación. Intelectuales que beben de las dos Españas, el nacionalismo catalán influye en el anarcosindicalismo y viceversa, los socialistas marxistas quedan influidos por el krausismo, los anarquistas por definición apolíticos se ven obligado a votar, los pequeños partidos se forman en torno a figuras carismáticas más que en torno a un ideario,…
Por otra parte, la República llega más por demérito de la Monarquía que por su propia organización. La sublevación militar de Jaca en diciembre no logra derrocar la Monarquía pero hace nacer dos nuevo mártires para la República: Galán y García Hernández.
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