diumenge, 4 de setembre del 2016

Por qué leer los clásicos de Italo Calvino


Títol: Por qué leer los clásicos
Título original: Perché leggere i classici
Autor: Italo Calvino
Traductora de l’italià: Aurora Bernárdez
Nota preliminar: Esther Calvino
Colección: Biblioteca Calvino (nº 19)
Any: 2002
Editorial: Ediciones Siruela
ISBN: 978-84-16465-62-0
DIBA: 80.3 Cal

Contingut

Nota preliminar de Esther Calvino

Por qué leer los clásicos (1981)
Las Odiseas en la Odisea (1983)
Jenofonte, Anábasis (1978)
Ovidio y la contigüidad universal (1979)
El cielo, el hombre, el elefante (1982)
Las siete princesas de Nezāmi  (1982)
Tirant lo Blanc (1985)
La estructura del Orlando (1974)
Pequeña antología de octavas (1975)
Gerolamo Cardano (1976)
El libro de la naturaleza en Galileo (1985)
Cyrano en la Luna (1982)
RobinsonCrusoe, el diario de las virtudes mercantiles (1955)
Cándido o la velocidad (1974)
Denis Diderot, Jacques el fatalista (1984)
Giammaria Ortes (1984)
El conocimiento pulviscular en Stendhal (1980)
Guía de La cartuja destinada a los nuevos lectores (1982)
La ciudad-novela en Balzac (1973)
Dickens, Our mutual friend (1982)
Gustave Flaubert, Tres cuentos (1980)
Lev Tolstói, Dos húsares (1973)
Mark Twain, El hombre que corrompió a Hadleyburg (1972)
Henry James, Daisy Miller (1971)
Robert Louis Stevenson, El pabellón en las dunas (1973)
Los capitanes de Conrad (1954)
Pasternak y la revolución (1958)
El mundo es una alcachofa (1963)
Carlo Emilio Gadda, El zafarrancho (1984)
Eugenio Montale, «Forse un mattino andando» (1976)
El escollo de Montale (1981)
Hemingway y nosotros (1954)
Francis Ponge (1979)
Jorge Luis Borges (1984)
La filosofía de Raymond Queneau (1981)
Pavese y los sacrificios humanos (1966)

Bibliografía
Índice onomástico

Com es pot deduir pel contingut, es tracta d’un llibre recopilatori d’articles publicats entre 1950 i 1980.

Com tot el que estic llegint darrerament, és irregular (pot ser l’irregular soc jo). Alterna moments fantàstics i deliciosos amb paràgrafs tan tècnics com abstractes. Així, per exemple, l’article sobre Ovidi segur que ha provocat més d’un abandonament degut a uns tecnicismes molt llunyans del lector no professional.

Hi ha coses semblants en castellà signades per Francisco Rico o Rafael Reig, però trobo que seria un gran llibre pel lector ibèric i encara no ho he trobat.

No sols és recomanable, si no que, fins i tot, es un d’aquells que mereix un lloc en la biblioteca física personal.

A destacar:

Jenofonte, Anábasis (1978):
Ètica del agresor:

“El hombre puede verse reducido a ser una langosta y aplicar sin embargo a su situación de langosta un código de disciplina y de decoro –en una palabra, un «estilo»– y confesarse satisfecho, no discutir ni mucho ni poco el hecho de ser langosta sino sólo el mejor modo de serlo. (…)
Jenofonte tiene el gran mérito, en el plano moral, de no mistificar, de no idealizar la posición de su bando. Si a menudo manifiesta hacia las costumbres de los «bárbaros» la distancia y la aversión del «hombre civilizado», debe decirse sin embargo que la hipocresía «colonialista» le es ajena. Sabe que encabeza una horda de bandoleros en tierra extranjera, sabe que la razón no está del lado de los suyos sino del lado de los bárbaros invadidos. En sus exhortaciones a los soldados no deja de recordar las razones de los enemigos: «Otras consideraciones habréis de tener en cuenta. Los enemigos tendrán tiempo de saquearnos y no les faltan razones para acecharnos con insidias, ya que ocupamos sus tierras...». En el intento de dar un estilo, una norma, a ese movimiento biológico de hombres ávidos y violentos entre las montañas y las llanuras de Anatolia, reside toda su dignidad: dignidad limitada, no trágica, en el fondo burguesa. Sabemos que se puede muy bien llegar a dar apariencia de estilo y dignidad a las peores acciones, aunque no sean dictadas como éstas por la necesidad. El ejército de los helenos, que serpentea por las gargantas de las montañas y los desfiladeros, entre continuas emboscadas y saqueos, sin distinguir ya hasta dónde es víctima y hasta dónde opresor, rodeado aún en la frialdad de las masacres por la suprema hostilidad de la indiferencia y del azar, inspira una angustia simbólica que tal vez sólo nosotros seamos capaces de entender.
Pág. 33-34

El cielo, el hombre, el elefante (1982)
En aquest article el protagonista és Plini el Vell i la seva Història Natural. Es recomana especialment els llibre II (cosmografia) , VII (l’home) i VIII (els animals terrestres).

Evidentment estem condemnats a no gaudir de la seva musicalitat llatina; per exemple, quan parla de la lluna:

“novissimum sidus, terris familiarissimum, et in tenebrarum remedium”

Gaudir de la ciència:

“El racionalismo de Plinio exalta la lógica de la causa y de los efectos, pero al mismo tiempo la minimiza: no porque encuentres la explicación de los hechos, éstos dejan de ser maravillosos.” Pàg. 49

Respecte a la mort:

“Plinio comparte la opinión de que después de la muerte empieza una no existencia equivalente a la que precede al nacimiento y simétrica respecto a ella.” Pàg 53

Contra la superstisció però dins:

"Y sin embargo Plinio limpia el terreno de muchas patrañas, como los presagios de los cometas (por ejemplo, refuta la creencia de que la aparición de un cometa entre las partes pudendas de una constelación —¡qué es lo que no veían en el cielo los hombres de la Antigüedad!— anuncia una época de relajamiento de las costumbres: : «obscenis autem moribus in verendis partibus signorum»", II, 93), pero todo prodigio se le presenta como un problema de la naturaleza, en cuanto es la otra cara de la norma. Plinio se defiende de las supersticiones, aunque no siempre sabe reconocerlas, y esto es particularmente verdadero en el libro VII, donde habla de la naturaleza humana: aun sobre hechos fácilmente observables transmite las creencias más abstrusas. Es típico el capítulo sobre la menstruación (VII, 63-66), pero hay que señalar que las noticias de Plinio siguen siempre la tendencia de los tabúes religiosos más antiguos acerca de la sangre menstrual. Hay una red de analogías y de valores tradicionales que no se opone a la racionalidad de Plinio, como si ésta también asentara sus cimientos en el mismo terreno. Así se inclina a veces a construir explicaciones analógicas de tipo poético o psicológico: «Los cadáveres de los hombres flotan boca arriba, los de las mujeres boca abajo, como si la naturaleza quisiera respetar el pudor de las mujeres muertas» (VII, 77).

La seva experiència personal:

Plinio transmite rara vez hechos testimoniados por su propia experiencia directa: «he visto de noche, durante los turnos de los centinelas, delante de las trincheras, brillar luces en forma de estrella en las lanzas de los soldados» (II, 101); «durante su principado, Claudio hizo venir de Egipto a un centauro, que vimos conservado en miel» (VII, 35); «yo mismo vi en África a un ciudadano de Tisdro, transformado de mujer en hombre el día de su boda» (VII, 36).” Pàg. 50

Las siete princesas de Nezāmi (1982)
Definitivament, la nostra mentalitat occidental limita la nostra imaginació.

Pertenecer a una civilización poligámica y no monogámica seguramente cambia muchas cosas. Por lo menos en la estructura narrativa (único campo en el que creo poder opinar) se abren muchas posibilidades que Occidente ignora.
Por ejemplo, un motivo muy difundido en los cuentos populares occidentales: el héroe que ve un retrato de la bella, e instantáneamente se enamora, lo encontramos también en Oriente, pero multiplicado. En un poema persa del siglo XII el rey Bahram ve siete retratos de siete princesas y se enamora de las siete a la vez. Cada una de ellas es hija de un soberano de uno de los siete continentes; Bahram les pide a uno por uno la mano de sus hijas. Después manda levantar siete pabellones, cada uno de un color diferente y «construidos según la naturaleza de los siete planetas».”  Pàg. 58

En qualsevol cas, per llegir aquest llibre de Nezāmi  (1141-1204) ho tenim cru com a lectors de la nostra Ibèria. Front a l’excel·lent traducció italiana:

“...si es cierto lo que dice la bibliografía del volumen: que la única traducción inglesa completa de 1924 es incorrecta, la alemana un arreglo parcial y libre, y la francesa no existe. “ pàg.60

La potència metafòrica es considerable:

“(Recordaré entre estas últimas la visión de Mahoma subiendo al cielo montado en un caballo ángel, hasta el punto en que las tres dimensiones desaparecen y «el Profeta vio a Dios sin espacio, oyó palabras sin labios y sin sonido»,) pàg, 62

Tirant lo Blanc (1985)
Sobre el tempo de la novel·la de cavalleries:

En los países de origen, Francia e Inglaterra, la tradición literaria caballeresca se había extinguido antes (en Inglaterra en 1470, siendo su forma definitiva la novela de Thomas Malory, con una nueva encarnación en Spencer y sus hadas isabelinas; en Francia declinó lentamente después de haber conocido la consagración poética más precoz en el siglo XII con las obras maestras de Chrétien de Troyes). El caballeresco del siglo XVI interesa sobre todo a Italia y España. Cuando Bernal Díaz del Castillo, para expresar la maravilla de los conquistadores frente a las visiones de un mundo inimaginable como el del México de Moctezuma, escribe: «Decíamos que parecía a las cosas de encantamiento que cuentan en el libro de Amadís», tenemos la impresión de que compara la realidad más nueva con las tradiciones de textos antiquísimos. Pero si nos fijamos en las fechas, vemos que Díaz del Castillo cuenta hechos sucedidos en 1519, cuando el Amadís aún podía considerarse casi una novedad editorial... Comprendemos así que el descubrimiento del Nuevo Mundo y la Conquista van acompañados, en el imaginario colectivo, de aquellas historias de gigantes y encantamientos de las que el mercado editorial de la época ofrecía un vasto surtido, así como la primera difusión europea de las aventuras del ciclo francés había acompañado unos siglos antes la movilización propagandista de las cruzadas.” Pág. 68-69

Metaliteratura en la seva fase inicial:

“El milenio que está a punto de terminar ha sido el milenio de la novela. En los siglos XI, XII y XIII las novelas de caballería fueron los primeros libros profanos cuya difusión marcó profundamente la vida de las personas comunes, y no sólo de los doctos. Da testimonio Dante, cuando nos cuenta de Francesca, el primer personaje de la literatura mundial que ve su vida cambiada por la lectura de novelas, antes de don Quijote, antes de Emma Bovary. En la novela francesa Lancelot el caballero Galehaut convence a Ginebra de que bese a Lancelote; en la Divina Comedia el libro Lancelot asume la función que Galehaut tenía en la novela, convenciendo a Francesca de que se deje besar por Paolo. Operando una identificación entre el personaje del libro en cuanto actúa sobre los otros personajes, y el libro en cuanto actúa sobre sus lectores («Galeotto fue el libro y quien lo escribió»), Dante cumple una primera vertiginosa operación de metaliteratura. En versos de una concentración y sobriedad insuperables, seguimos a Francesca y Paolo que «sin sospecha alguna» se dejan poseer por la emoción de la lectura, y de vez en cuando se miran a los ojos, palidecen, y cuando llegan al punto en que Lancelote besa la boca de Ginebra («el deseado rostro») el deseo escrito en el libro vuelve manifiesto el deseo experimentado en la vida, y la vida cobra la forma representada en el libro: «la bocca mi bacciò tutto tremante[…].».” Pàg. 69

El libro de la naturaleza en Galileo (1985)
Crítica de Galileu al immobilisme dels aristotèlics fent servir l’exemple d’Archimboldo:

«Los que todavía me contradicen son algunos defensores severos de todas las minucias peripatéticas, quienes, por lo que puedo entender, han sido educados y alimentados desde la primera infancia de sus estudios en la opinión de que filosofar no es ni puede ser sino una gran práctica de los textos de Aristóteles, de modo que puedan juntarse muchos rápidamente aquí y allá y ensamblarlos para probar cualquier problema que se plantee, y no quieren alzar los ojos de esas páginas, como si el gran libro del mundo no hubiera sido escrito por la naturaleza para que lo lean otras personas además de Aristóteles, cuyos ojos habrían visto por toda la posteridad. Los que se inclinan ante esas leyes tan estrictas me recuerdan ciertas constricciones a que se someten a veces por juego los pintores caprichosos cuando quieren representar un rostro humano, u otras figuras, ensamblando ya únicamente herramientas agrícolas, ya frutos, ya flores de una u otra estación, extravagancias que, propuestas como juego, son bellas y agradables y demuestran el gran talento del artista; pero que si alguien, tal vez por haber dedicado todos sus estudios a esta manera de pintar, quisiera sacar de ello una conclusión universal diciendo que cualquier otra manera de imitar es imperfecta y criticable, seguramente el señor Cigoli y los otros pintores ilustres se reirían de él.» pàg. 95

Elogi de l’alfabet:

 «Pero entre todas esas invenciones asombrosas, ¿cuán eminente no habrá sido el espíritu del que imaginó el modo de comunicar sus más recónditos pensamientos a cualquier otra persona, aunque estuviera separada por un gran lapso de tiempo o por una larguísima distancia, de hablar con los que están en las Indias, con los que todavía no han nacido y no nacerán antes de mil años, o diez mil? ¡Y con qué facilidad! ¡Mediante la combinación de veinte caracteres sobre una página! Que la invención del alfabeto sea pues el sello de todas las admirables invenciones humanas. » pàg. 97

Cyrano en la Luna (1982)
L’extinció del Sol coincident amb les actuals teories per Cyrano de Bergera a mitjans del XVII:

«Cada día el Sol se descarga y purga de los restos de la materia que alimenta su fuego. Pero cuando haya consumido enteramente la materia de que está compuesto, se expandirá por todas partes para buscar otro alimento, y se propagará a todos los mundos que ya había construido en una ocasión, y en particular a los que estén más cerca. Entonces ese fuego, fundiendo otra vez todos los cuerpos, volverá como antes a lanzarlos a granel por todas partes, y purificado poco a poco, empezará a servir de Sol a los otros planetas que generará proyectándolos fuera de su esfera.» pàg. 102-103

El paradís terrenal i l’orígen del penis:

“La Luna alberga entre otras cosas el Paraíso impropiamente llamado terrenal, y Cyrano cae justo sobre el Árbol de la Vida, embadurnándose la cara con una de las famosas manzanas. En cuanto a la serpiente, después del pecado original Dios la relegó al cuerpo del hombre: es el intestino, serpiente enrollada sobre sí misma, animal insaciable que domina al hombre, lo somete a sus deseos y lo desgarra con sus dientes invisibles. Esta explicación la da el profeta Elias a Cyrano, que no puede contener una variación salaz sobre el tema: la serpiente es también la que asoma del vientre del hombre y se proyecta hacia la mujer para inyectarle su veneno, provocando una hinchazón que dura nueve meses. Pero Elias no aprueba estas bromas de Cyrano, y a una impertinencia mayor que las otras lo expulsa del Edén.” Pàg. 104

Robinson Crusoe, el diario de las virtudes mercantiles (1955)
Dafoe augmenta la perspectiva i, amb Montaigne, compren els canibals:

“Incluso a las orillas de la isla desierta, junto a la desembocadura del gran río Orinoco, llegan las corrientes de ideas, de pasiones y de cultura de la época. Sin duda, aun cuando en su tentativa de narrador de aventuras Defoe apunte al horror de las descripciones de canibalismo, no le eran ajenas las reflexiones de Montaigne sobre los antropófagos (las mismas que ya habían dejado su huella en Shakespeare, en la historia de otra isla misteriosa, la de La tempestad), sin las cuales quizá Robinson no hubiera llegado a la conclusión de que aquellas personas no eran asesinos sino hombres de una civilización diferente, que obedecían a sus leyes, no peores que las usanzas guerreras del mundo cristiano.” Pàg. 113

Cándido o la velocidad (1974)
Per Italo Calvino, una de les majors aportacions del Càndid és el seu dinamisme.

“Personajes filiformes, animados por una bulliciosa movilidad, se alargan, se retuercen en una zarabanda de una ligereza punzante: así ilustraba Paul Klee el Cándido en 1911, dando forma visual —y casi diría musical— a la alegría energética que este libro —más allá de su espesa envoltura de referencias a una época y a una cultura— sigue comunicando al lector de nuestro siglo.
Hoy lo que más nos encanta en el Cándido no es el «cuento filosófico», no es la sátira, no es el espectáculo de una moral o de una visión del mundo que va tomando forma: es el ritmo.” Pàg. 114

Podríem dir que els personatges de Voltaire són els precedents de Mortadelo y Filemón?

“Sin duda los personajes de Cándido parecen hechos de goma: Pangloss se pudre de sífilis, lo cuelgan, lo encadenan al remo de una galera, y lo encontramos siempre vivo y robusto.” Pàg. 116

Això no li perdono a Italo: Criticar al meu heroi Pococurante:

“Si este torneo de desastres puede ser contemplado con una sonrisa a flor de labios es porque la vida humana es rápida y limitada; siempre hay alguien que puede considerarse más desafortunado que nosotros; y suponiendo que no tuviera nada de qué quejarse, que dispusiera de todo lo que la vida puede dar de bueno, terminaría como el señor Pococurante, senador veneciano, siempre con su aire de disgusto, encontrando defectos donde no debería hallar más que motivos de satisfacción y de admiración. El verdadero personaje negativo del libro es él, el aburrido Pococurante; en el fondo Pangloss y Martín, aun dando a preguntas vanas respuestas insensatas, se debaten entre las aflicciones y los riesgos que son la sustancia de la vida.
La humilde vena de sabiduría que aflora en el libro a través de portavoces marginales como el anabaptista Jacques, el anciano inca, y ese parisiense que se parece mucho al autor, se expresa al final por boca del derviche en la famosa moral de «cultivar nuestro jardín».” Pàg. 117

Denis Diderot, Jacques el fatalista (1984)
Aquí em perdo…Mai hagués lligat a DIderot i Kundera

“La libre escritura de Diderot se opone tanto a la «filosofía» como a la «literatura», pero hoy la que reconocemos como verdadera escritura literaria es justamente la suya. No es un azar que Jacques y su amo haya sido «rehecho» en forma teatral y moderna por un escritor inteligente como Milan Kundera. Y que la novela de Kundera, La insoportable levedad del ser lo revele como el más diderotiano de los escritores contemporáneos por su arte para mezclar novela de sentimientos, novela existencial, filosofía, ironía.” Pàg. 124

Giammaria Ortes (1984)
D’aquest bon senyor no havia sentit a parlar mai.

 «Toda diversión consiste en un movimiento diferente que se recibe en el órgano del sentido. El placer nace de esa diversidad de movimiento, como el tedio de su continuación. Así, quien se proponga proporcionar un placer que sobrepase las tres horas puede estar seguro de aburrir.» pàg. 130

El conocimiento pulviscular en Stendhal (1980)
La petite vérole:

“«Aun los pequeños defectos de su rostro, una marca de viruela, por ejemplo, enternecen al hombre que ama, y lo sumen en un ensueño profundo cuando los ve en otra mujer.” Pàg. 136

Aquí trobaríem un punt de coincidència amb Racionero en El Mediterràneo y los bárbaros del Norte:

«El pobre italiano harapiento está mucho más cerca de la felicidad. Tiene tiempo de hacer el amor, se entrega ochenta o cien días al año a una religión tanto más divertida cuanto que le da un poco de miedo [...]. El trabajo exorbitante y abrumador del obrero inglés nos venga de Waterloo.» pàg. 145

Gustave Flaubert, Tres cuentos (1980)
Sobre la crisis de la visualitat:

“De Madame de Lafayette hasta Constant, la novela explora el alma humana con una acuidad prodigiosa, pero las páginas son como persianas cerradas que no dejan ver nada. La visualidad novelesca comienza con Stendhal y Balzac y llega con Flaubert a la relación perfecta entre palabra e imagen (el máximo de economía con el máximo de rendimiento). La crisis de la visualidad novelesca empezará medio siglo después, contemporáneamente al advenimiento del cine.” Pàg. 167

Mark Twain, El hombre que corrompió a Hadleyburg (1972)
Aquesta postura de Twain front a la censura es exactament la mateixa que hom comenta sobre els autors durant el franquisme:

“Algunos biógrafos cuentan que Mark Twain estaba sometido a una severa censura previa por parte de su mujer, Olivia, quien ejercía sobre sus escritos un derecho de supervisión moralizadora. (Se dice que a veces él llenaba la primera versión de un escrito de expresiones desbocadas o blasfemas, a fin de que el rigor de su mujer encontrara un blanco fácil para desahogarse y no atacara la sustancia del texto.) Pero se puede estar seguro de que más severa que la censura conyugal fuera una autocensura tan hermética que se parecía a la inocencia.” Pàg 177-178

 El mundo es una alcachofa (1963)
Gadda és, novament, un escriptor desconegut pels no italians.

En su vastísima obra editada e inédita, formada en gran parte por textos de diez o veinte páginas entre las cuales figuran algunas de sus páginas más bellas, recordaré una prosa escrita para la radio en la que el ingeniero Gadda habla de la edificación moderna. Empieza con la clásica compostura de la prosa de Bacon o de Galileo describiendo cómo se construyen las casas modernas de cemento armado; su exactitud técnica se vuelve cada vez más nerviosa y colorida cuando explica cómo las paredes de las casas modernas no consiguen aislar del ruido; después pasa al tratamiento fisiológico acerca de cómo los ruidos actúan en el encéfalo y en el sistema nervioso; y termina en una pirotecnia verbal que expresa la exasperación del neurótico víctima de los ruidos en un gran inmueble urbano. 

Eugenio Montale, «Forse un mattino andando» (1976)
 No es que sigui massa rellevant, però és curiós com la tecnologia modifica el llenguatge, El nostre disc dur abans era el tocadiscos mental. El que sí que és rellevant és com elaborem els nostres records. Un trist avantatge és el de pertànyer a una generació que va desterrar la memorització de poemes clàssics. Fins i tot això ens van robar com a precursors de la des culturització:

Escogeré pues «Forse un mattino andando in un’aria di vetro» [«Tal vez una mañana caminando en un aire de vidrio»], uno de los poemas que ha seguido girando más a menudo en mi tocadiscos mental, y que vuelve a presentarse sin ninguna vibración nostálgica, cada vez como un poema que leo por primera vez.” Pàg 224-225

Un altre desconegut (com a mínim per a mi), però estic segur que, més d’una vegada, quan a partir d’ara miri pel retrovisor pensaré en Wisconsin i en Borges.

“La misma problemática, en positivo (o en negativo, en una palabra, con el signo cambiado), la encuentro en una leyenda de los leñadores de Wisconsin y de Minnesota que Borges cuenta en su Zoología fantástica) Hay un animal que se llama hide-behind y que está siempre detrás de ti, te sigue por todas partes en el bosque, cuando vas a buscar leña; te vuelves, pero por muy rápido que seas, el hide-behind es todavía más rápido y se ha desplazado detrás de ti; nunca sabrás cómo es pero está siempre ahí. Borges no cita sus fuentes y es posible que él haya inventado esta leyenda, pero eso no quitaría nada a su fuerza de hipótesis que yo calificaría de genética, categorial. Podríamos decir que el hombre de Montale es el que ha conseguido volverse y ver cómo es el hide-behind y es más espantoso que cualquier animal, es la nada.
Continúo divagando sin freno. Se puede objetar que toda esta disquisición se sitúa antes de una revolución antropológica fundamental de nuestro siglo: la adopción del espejo retrovisor del automóvil. El hombre motorizado debería tener la garantía de la existencia del mundo que está detrás de él, por cuanto dispone de un ojo que mira hacia atrás. Hablo del espejo de los automóviles y no del espejo en general, porque en el espejo el mundo situado a nuestras espaldas es visto como contorno y complemento de nuestra persona. Lo que el espejo confirma es la presencia del sujeto que observa, del cual el mundo es un fondo accesorio. Lo que el espejo provoca es una operación de objetivación del yo, con el peligro amenazador, que el mito de Narciso siempre nos recuerda, del anegamiento del yo y la consiguiente pérdida del yo y del mundo. En cambio el gran acontecimiento de nuestro siglo es el uso constante de un espejo situado de manera de excluir al yo de la visión del mundo. El hombre puede ser considerado una especie biológicamente nueva por obra del espejo retrovisor más aún que por el automóvil mismo, porque sus ojos miran una calle que se acorta delante de él y se alarga detrás, es decir puede abarcar con una sola mirada dos campos visuales contrapuestos sin el estorbo de la imagen de sí mismo, como si fuese sólo un ojo suspendido sobre la totalidad del mundo.” Pàg 230-231

Francis Ponge (1979)
Tampoc l’havia sentit anomenar mai, però aquestes línies sobre les portes són memorables:

“Los reyes no tocan las puertas,
No conocen esa felicidad: empujar hacia adelante con suavidad o bruscamente uno de esos grandes paneles familiares, volverse hacia él para devolverlo a su lugar —tener en los brazos una puerta.
[...] La felicidad de empuñar a la altura del vientre por su nudo de porcelana uno de esos altos obstáculos de una habitación; ese rápido cuerpo a cuerpo en el cual, reteniendo el paso, el ojo se abre y el cuerpo entero se acomoda a su nueva vivienda.
Con mano amistosa la retiene un instante antes de empujarla resueltamente y encerrarse —de lo que el chasquido del resorte poderoso pero bien aceitado agradablemente le asegura.
Este breve texto se titula «Los placeres de la puerta» y es un buen ejemplo de la poesía de Francis Ponge: tomar el objeto más humilde, el gesto más cotidiano, y tratar de considerarlo fuera de todo hábito de la percepción, de describirlo fuera de cualquier mecanismo verbal gastado por el uso. Y así una cosa indiferente y casi amorfa como una puerta revela una riqueza inesperada; de pronto estamos todos contentos de encontrarnos en un mundo lleno de puertas que se abren y se cierran.” Pàg. 247

La filosofía de Raymond Queneau (1981)
També es el primer cop que sento a parlar d’aquest senyor:

“Otro blanco recurrente en las colaboraciones de Volontés (y aquí las cuentas han de ajustarse con el futuro enciclopedista): la masa interminable de conocimientos que le caen encima al hombre contemporáneo sin que pasen a formar parte de su persona, sin identificarse con una necesidad esencial. («Identidad entre lo que se es y lo que se sabe verdaderamente, realmente [...] diferencia entre lo que se es y lo que se cree saber y en realidad no se sabe.») “. Pàg 269

Pavese y los sacrificios humanos (1966)
Pavese sí que és, evidentment conegut, però reconec haver-ho rebutjat en les primeres pàgines de El bell estiu. En qualsevol cas, la referencia és a Frazer:

“No era un interés del momento. Vincular la etnología y la mitología grecorromana con su autobiografía existencial y su construcción literaria había sido el programa constante de Pavese. En la base de su dedicación a los estudios de los etnólogos estaban las sugestiones de una lectura juvenil: La rama dorada de Frazer, una obra que ya había sido fundamental para Freud, para Lawrence, para Eliot. La rama dorada es una especie de vuelta al mundo en busca de los orígenes de los sacrificios humanos y de las fiestas del fuego. Temas que volverán en las evocaciones mitológicas de los Dialoghi con Leucó  [Diálogos con Leuco], cuyas páginas sobre los ritos agrícolas y sobre las muertes rituales preparan La luna y las hogueras. Con esta novela concluye la exploración de Pavese: escrita entre septiembre y noviembre de 1949, se publicó en abril de 1950, cuatro meses antes de que el autor se quitase la vida, tras recordar en una carta los sacrificios humanos de los aztecas.” Pàg. 279-280

Finalment, un llistat incomplet de les moltes referències ordenat per ordre cronològic.

Autor
Any
Títol
Jenofonte
-370
Anábasis
Ovidio
8
Metamorfosis
Plinio el Viejo
79
Historia Natural
Chretien de Troyes
1180
Lancelot, el caballero de la carreta
Chretien de Troyes
1190
Percival, el cuento del Grial
Nezami
1200
Las siete princesas
Dante
1304
La divina comedia
Malory
1485
La muerte de Arturo
Martorell
1490
Tirant lo blanc
Montalvo(?)
1508
Amadís de Gaula
Ariosto
1516
Orlando furioso
Shakespeare
1599
Hamlet
Cervantes
1605
El Quijote
Shakespeare
1612
La tempestad
Cyrano
1662
El otro mundo
Defoe
1719
Robinson Crusoe
Prevost
1731
Manon Lescaut
Voltaire
1752
Micromegas
Voltaire
1759
Candido
Rousseau
1761
La nueva Eloisa
Diderot
1796
Jacques el fatalista
Stendhal
1817
Roma, Nápoles y Florencia
Stendhal
1822
Sobre el amor
Stendhal
1830
Rojo y negro
Balzac
1834
Eugenia Grandet
Balzac
1834
Papa Goriot
Balzac
1835
La muchacha de los ojos de oro
Balzac
1836
La duquesa de Langeais
Stendhal
1836
Vida de Henry Brulard
Dickens
1837
Papeles póstumos del Club Pickwick
Dickens
1839
Oliver Twist
Stendhal
1839
La cartuja de Parma
Balzac
1845
La comedia humana (incluye Historia de los trece que incluye Ferragus)
Balzac
1847
Esplendor y miseria de las cortesanas
Dickens
1849
Cuento de Navidad
Dickens
1850
David Copperfield
Baudelaire
1857
Las flores del mal
Flaubert
1857
Madame Bovary
Dickens
1859
Historia de dos ciudades
Dickens
1861
Grandes esperanzas
Flaubert
1862
Salambó
Dickens
1865
Nuestro amigo común
Dostoievski
1866
Crimen y castigo
Tolstoi
1866
Dos husares
Twain
1867
La célebre rana saltarina
Baudelaire
1869
El spleen de París
Flaubert
1869
La educación sentimental
Tolstoi
1869
Guerra y paz
Twain
1876
Las aventuras de Tom Sawyer
Twain
1876
Viejos tiempos en el Mississippi
Flaubert
1877
Tres cuentos
Tolstoi
1877
Anna Karenina
James
1878
Daisy Miller
Stevenson
1880
El pabellón en las dunas
Stevenson
1883
La isla del tesoro
Twain
1885
Las aventuras de Huckleberry Finn
Stevenson
1886
El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde
Tolstoi
1886
La muerte de Ivan Ilich
Twain
1889
Un yanki en la corte del Rey Arturo
Stendhal
1893
Recuerdos de egotismo
Twain
1893
Él billete de un millón de libras
Stendhal
1894
Luciano Leuwen
Conrad
1899
El corazón de las tinieblas
Twain
1900
El corruptor de Hadleyburg
Conrad
1906
El espejo del mar
Twain
1906
Un legado de 30.000 dolares
Hemingway
1929
Adios a las armas
Borges
1935
Historia universal de la infamia
Conrad
1940
Victoria
Hemingway
1940
Por quién doblan las campanas
Borges
1949
El Aleph
Pavese
1949
El bello verano
Pavese
1950
La luna y las hogueras
Hemingway
1952
El viejo y el mar
Pasternak
1957
Doctor Zhivago
Hemingway
1964
París era una fiesta
Borges
1975
El libro de arena


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