dimecres, 24 de gener del 2018

Europa ante el espejo. Josep Fontana. II El espejo cristiano.

Capítulo II. El espejo cristiano.

El cristianismo, desde su aparición hasta la conversión de Constantino (312),  no funciona como una doctrina definida y monolítica. Cabría destacar tres etapas:

Primera etapa: cristianismo campesino de Palestina que se opone a la ciudad del Templo y a la administración romana. No necesitan intermediarios para hablar con Dios. Así hay una primera unión político-religiosa y urbana contra un movimiento contestatario.

Segunda etapa: se abandona el arameo a favor del griego y se pasa del campo a la ciudad. La cristiandad se empieza a vincular a las clases poderosas. Se produce una gran heterogeneidad en sus miembros: algunos siguen muy vinculados al judaísmo, otros son opositores al Templo e incluso hay de origen totalmente pagano. Se llega a considerar saludable la presencia de diferentes puntos de vista que, con frecuencia son sincréticos. Así se pasa de planteamientos judíos a puntos de vista gnósticos  con influencias paganas…  No hay ningún dogma.

Grupos importantes, por influencia de la primera etapa palestina, consideraban que el fin del mundo estaba cerca, así que hay poco apego a lo material. Hacia el 200 se asume que, de momento, el apocalipsis queda aplazado. Las posturas ascéticas y la renuncia al sexo se limitan a los grupos radicales orientales. En la parte más ortodoxa la castidad se reserva a los “padres del desierto” (Egipto, Siria, Capadocia). Para el resto se asume una condena del adulterio y una tendencia a discriminar matrimonio y concupiscencia de la carne.

Tercera etapa: asociación al poder político del Imperio. Si Maximiliano (1) argumentaba que un cristiano no puede hacer daño,  ya en 314 un edicto amenaza con excomunión a los soldados desertores. Ahora el cristianismo se convierte en cristiandad con voluntad de integrar en ella a todos los hombres y asumir el control de sus actividades desde una estructura unitaria y jerarquizada.”Recuérdese que el cristianismo es la única de las grandes religiones sujeta al control de un clero organizado jerárquicamente.” 

La conversión de Constantino se ha de entender teniendo en cuenta que, dos años antes, también se le había aparecido Apolo y que, después de 312, continuó cumpliendo sus obligaciones religiosas con los paganos. El poder se centraliza, la economía se basa en la moneda de oro y las diferencias entre ricos y “humiliores” aumentan. La carga impositiva se ceba en los segundos mientras la Iglesia se oficializa y recibe 1.100 kilos de oro y 5.300 de plata además de otros privilegios como exenciones fiscales, etc. No es una iglesia de pobres. Así se explica que, por ejemplo, en Hispania, los primeros obispos son aristócratas. 

La Iglesia es la primera que intenta recuperar el Imperio de Occidente coronando a Carlomagno el día de navidad de 800 (2) e intentando asumir la herencia del Imperio Romano con la donación de Constantino (3). En este movimiento de captación del poder ya no se admiten disidencias. La primera a combatir es la postura donatista del Norte de África que rechaza esa unión entre Iglesia y poder. 

Hubo soluciones personales que, al no implicar riesgo para el poder de la Iglesia, se aceptaron como es el caso de los anacoretas o cenobitas. Cuando sus seguidores les agobiaban podían llegar a remedios como Simeón el estagirita y sus 40 años en una columna de 20 metros.

Ahora la Iglesia ha de rehacer su historia y vincularla al poder. Jesús nace en la Pax Romana de Augusto. Se rechaza como herejía, ahora inaceptable, lo oriental, lo dualista (como el maniqueísmo), lo inmoral, la brujería. Este molde de rechazo los seguimos encontrando mucho después contra, por ejemplo, los cátaros.

Pero la oficialización no es, de forma inmediata con cristianización del Imperio. Hasta finales del IV, habrá convivencia y el estado subvencionará cultos cristianos y paganos. Juliano el Apóstata (361-363) restablece el paganismo basado en el culto al Sol-Mitra al tiempo que intenta limpiar de corrupción en el aparato del estado. Teodosio I, condena las herejías en 379.  Obliga al seguimiento de las conclusiones de Nicea, cierra los templos paganos y prohíbe los sacrificios.  Pero Constantinopla es adicta a las discusiones teológicas, los arrianos son mayoría y no faltan los apolinarianos (Cristo tenía cuerpo de hombre y alma divina). Gregorio Nacianceno, delegado de Teodosio I para la ortodoxia es apedreado en varias ocasiones. Con la fuerza expulsó a los arrianos de las iglesias, pero convencer a los fieles y a los paganos fue más difícil. 

Los sacrificios se trasladan al ámbito privado hasta los tiempos de Justiniano (527-565). Ahora se tira a las fieras o se quema a los paganos pero no se acaba con ellos hasta el siglo IX. Los obispos tienen sus cuerpos de enterradores o enfermeros que se ocupan de implantar la ortodoxia. Así en tiempos de Juliano, en Alejandría, los paganos se rebelan. Poco después, en 389 se destruye el Serapeion (4) y en 415, el obispo Cirilo se encarga de eliminar a Hipatia.

Los filósofos paganos de Alejandría huyen al mundo rural de Siria o Mesopotamia evitando las ciudades. En Harrán, en la frontera entre Roma y Persia, algunos construyen una academia neoplatónica –que aguantará hasta el siglo XI- cuya función para salvar la sabiduría de la antigüedad y transmitirla a los árabes será crucial.

Mientras, por la Galia, Martín de Tours (316-397) se dedica a combatir el paganismo incendiando templos, talando árboles sagrados, derribando ídolos y enfrentándose a sacerdotes paganos. (5) El paganismo era un sincretismo de divinidades locales con el panteón greco-romano. Alejandro Severo (6) propuso incorporar a Jesús en dicho panteón. Así, la religión imperial no tenía una “iglesia” ni una “casta sacerdotal” diferenciada del poder público. Cuando Roma actúa contra un grupo lo hace por cuestiones políticas, no religiosas. Así, la acción de Constantino inicia un cambio en las relaciones entre lo político y lo religioso que tiene mucha mayor incidencia en el mundo urbano. El campo, en cambio, ajeno a luchas políticas, sigue con su religión pagana por bastante tiempo. 

La oficialización del cristianismo exige un cambio en las costumbres. Hay que cambiar festividades y aficiones. Se introduce el calendario que contiene el ciclo de Pascua y el calendario basado en la era cristiana que no se generaliza hasta el siglo VIII (7). La geografía pasa de un realismo impreciso a un simbolismo religioso. Jerusalén en el centro del mundo (8) o se hace coincidir los puntos cardinales con el cuerpo de Cristo. La planificación urbana pasa de la retícula urbana romana a nuevas centralidades focalizadas en iglesias edificadas sobre reliquias.

La vida sexual se articula en un término medio entre el paganismo y el ascetismo. Los padres de la Iglesia de los siglos IV y V (9) sugieren a los esposos limitar el sexo para la procreación evitando todo placer. No se puede coitar en la noche de bodas, durante la cuaresma, en vigilias de fiesta litúrgica, en domingo, durante la menstruación, durante la gestación y si se está sujeto a penitencia (que podía ser de hasta diez años).

Los disidentes de la nueva ortodoxia siguen el camino de los filósofos paganos. Entre estos grupos, los nestorianos, tendrán una larga y brillante trayectoria. Los que no tenían la frontera tan cerca como Prisciliano –el coleguita de San Martín de Tours- acabaron ejecutados. Lo más peligroso de Prisciliano parece ser que sería su indisciplina y su orientación a conseguir una mayor participación de hombres y mujeres laicos en lo religioso, tema que chocaba directamente con el poder obispal. En Tréveris se le acusó de maniqueísmo (que contenía el superpack de inmoralidad y brujería) y pese a la mediación de San Martín, consigue el dudoso mérito de ser, en 385, uno de los primeros ejecutados por herejía. Casualmente, todas sus propiedades pasaron a su ejecutor, Magno Máximo, que estaba intentando acceder al trono imperial.

Puede que por justicia poética, tras la ocupación por los bárbaros de Galicia y su separación de Roma, la tumba de Prisciliano y los otros mártires de Tréveris fue objeto de peregrinación y parece que, sobre ella, se erigió la tumba de Santiago. 

Hay una línea de interpretación que considera que, cuando la Iglesia consigue fijar la ortodoxia católica en Occidente, empieza una segunda fase de conversión de las culturas bárbaras. Así se identifica la expansión de Europa con la predicación misionera. Pero en realidad es más complicado.

Esa conversión afectaría solamente a las clases dirigentes urbanas. En el campo pervive lo pagano en sincretismo con la religión imperial y con un añadido cristiano. Lo pagano sigue vigente hoy en muchas muestras del folklorismo. Está documentada, a principios del siglo IV en Hispania, la convivencia de terratenientes cristianos con paganismo popular y judaísmo. Así, el Concilio de Elvira prohíbe bendecir el campo a los rabinos porque estropean la bendición de los cristianos. Hay prácticas de misa en que se intercede por la muerte de alguien combinando magia y cristianismo. En 572 Martín de Braga denuncia prácticas que poco tienen que ver con el priscilianismo: encender velas junto a piedras, árboles, encrucijadas,… actos de adivinación, derramar vino en el fuego, poner pan en las fuentes,… En la Galia, en el VI, hay danzas de hombres disfrazados de animales. En la Francia del XIII se venera a san Guinefort hasta el siglo XIX. La única peculiaridad de este santo es que era un perro. 

“La cristiandad fue, ante todo, un intento de prolongar el Imperio para preservar un orden social amenazado”. Cuando Constantinopla está amenazada, Plethón propone la recuperación del paganismo ante la constatación del fracaso del modelo cristiano. El mismo hombre (10) que quemó el libro de Plethón por su impiedad, fue nombrado patriarca de Constantinopla por el nuevo sultán.


Notas: 
(1) San Maximiliano de Tebessa es un santo cristiano y mártir sobre el año 274. Por la condición de militar de su padre, Fabio Victor, fue obligado a seguir la carrera militar a los 21 años. Ante el proconsul de Numidia Casio Dion, rechazó seguir como soldado debido a su condición de cristiano. Fue condenado a la muerte por decapitación el 12 de marzo de 295, en la ciudad de Thavaste (ahora: Tébessa, Argelia). Ha sido ensalzada la figura de san Maximiliano como el primer objetor de conciencia. Hay referencias en Nicolás Brihuega “Raíces paganas del cristianismo”.

(2) En Constantinopla Irene era la primera emperadora tras haberse cargado a su hijo. Para el papa León III esto significaba que la silla imperial estaba vacía, así que coronó a Carlomagno.

(3) La primera referencia a su uso es del papa Adrián I al propio Carlomagno. En teoría Constantino habría nombrado a la Iglesia como sucesora del imperio Romano de Occidente. Siempre se sospechó de su falsedad hasta que, en  1440, Lorenzo Valla lo demuestra.

(4) El patriarca cristiano Teófilo, al frente de una turba, destruye el templo dedicado a Serapis que los judíos habían destruido pero que Adriano había reconstruido.

(5) El colega, que acabó siendo santo, además de a los paganos perseguía a Prisciliano. Cuando Prisci fue detenido intentó evitar su ejecución con poco éxito. Su festividad es el 11 de noviembre, fecha típica para la matanza del cerdo. De ahí la frase de “a cada cerdo le llega su San Martín”.

(6) Emperador de Roma 222-235

(7) En la península tarda bastante más. Aquí se usa la “era hispánica” que empieza con la Pax romana y que se fue sustituyendo en diferentes momentos en cada reino. En el final del Conde Lucanor o del Mio Cid podemos ver que la fecha de finalización no coincide con la “oficial”.

(8) Mapas T en O.

(9) La alineación principal de los siglos IV y V sería: Defensa griega: Atanasio de Alejandría, Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno (“el apedreao”), Juan Crisóstomo. Delantera latina Ambrosio de Milán, Jerónimo de Estridón y Agustín de Hipona (“el robaperas”).

(10) Genadio Escolario, 6 de enero de 1454

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