Título: Gargantúa y
Pantagruel
Título original:
Gargantua et Pantagruel
Autor: François Rabelais
Año: En torno a 1534 para
Gargantua y 1531 o 1532 para Pantagruel
Edición: Quinta, revisada
por el autor y editada por Pierre de Tours en 1542
Contenido: Prólogo + 58
capítulos para Gargantua y Prólogo + 34 capítulos para Pantagruel
Editorial: Acantilado
Traducción y notas:
Gabriel Hormaechea
Prefacio: Guy Demerson
Páginas: 75-353 (279
páginas) Gargantua y 357-570 (214 páginas) Pantagruel
ISBN: 978-84-15277-43-9
Primera edición: Noviembre
2011
El Gargantua es una plasta. El Pantagruel sale bastante mejor parado,
supongo que por comparación. El problema básico no es la calidad, es la
desactualidad. Las referencias son a hechos vinculados a la época del autor, a
su cotidianeidad que, a nuestros ojos, carece de sentido. Se salva por su
procacidad que sorprende a primera vista pero no tanto si se ha leído a otros
autores de un tránsito del Medioevo a la Modernidad mucho menos gazmoño que
nuestros supuestos libertinos XX-XXI.
Por otra parte, la complejidad del idioma que siempre da que pensar hasta
que punto nos podemos aproximar al verdadero mensaje del autor fuera de su
idioma. Y de rebote, la poco reconocida labor del traductor.
Para mí, era uno de aquellos libros míticos que hay que leer y, por tanto,
la decepción ha sido aún mayor. Leer a Luciano de Samósata, referente
indiscutible de Rabelais, es mucho más gratificante pese a su milenio de
diferencia.
El Pantagruel se salva bastante mejor pero, lamento decirlo, es
perfectamente prescindible. De hecho, si no fuera por las notas introductorias
en cada capítulo de Gabriel Hormaechea, el nivel de entendimiento para el
lector medio actual sería –creo- mucho menor.
La edición de Acantilado contiene los cinco libros y, pese a que en el
último capítulo del Pantagruel contiene un cierto avance de los otros tres
libros, honestamente, no me atrevo a perder el tiempo con todo lo que hay
interesante para leer por ahí. Como siempre, gracias Prococurante.
Algo habrá que destacar, pero únicamente en el Pantagruel:
Referencias a la sífilis:
“..que engendró a Etión (el primero en contraer la sífilis por no haber bebido fresco en verano, como atestigua Bertachino).” Pág. 370 Etión era el Rey de Tebas que murió en la toma de Tebas por Aquiles. Esto sería un referente a la sífilis en épocas remotas que sostendría la tesis de que no fue importada por los descubridores pese a un repunte muy importante a principios del XVI.
“..que engendró a Etión (el primero en contraer la sífilis por no haber bebido fresco en verano, como atestigua Bertachino).” Pág. 370 Etión era el Rey de Tebas que murió en la toma de Tebas por Aquiles. Esto sería un referente a la sífilis en épocas remotas que sostendría la tesis de que no fue importada por los descubridores pese a un repunte muy importante a principios del XVI.
“Pues decir Panta en griego es tanto
como decir «todo», y Gruel, en lengua agarena, es tanto como decir «sediento»,
queriendo sugerir con ello que, en el momento de su nacimiento, el mundo estaba
sediento.” Pág. 377
Capítulo III. Se trata de un capítulo en que Gargantua llora por la muerte
de su mujer en el parto de Pantagruel y al tiempo se alegra por el nacimiento
de su hijo. Interesante la nota a principio de capítulo:
“El sentido práctico y vital del
pantagruelismo domina en este capítulo. Una pasajera alusión a la posibilidad
de que exista algo mejor que el cielo que promete la religión cristiana viene
probablemente a insinuar que éste, sin vino, comida ni sexo, es un
aburrimiento. Efectivamente, se había sostenido que la mitología cristiana no
ofrece grandes cosas en la otra vida si se compara con el Jardín de Zeus. El
propio San Ambrosio mantuvo que los santos estaban en el cielo esperando pasar
a un lugar mejor.” Pág. 378
En las notas, alguna referencia a la sempiterna incompetencia en la nao Le
Grande Françoise “(…) construida en Le
Havre en 1527, que tuvo que ser desmantelada en 1535 porque nunca lograron
sacarla del puerto;” pág. 382
Sobre la corte papal: “Y llegó a
Aviñón, donde no pasaron tres días sin que cayese enamorado, pues las mujeres
allí se abren de piernas con facilidad, porque es tierra papal.” Pág. 391
En las notas para la comprensión del capítulo XIV tenemos “ Para la buena comprensión del capítulo,
hay que saber que había teólogos que defendían que los hombres fueron creados
para cubrir las plazas dejadas libres por los ángeles rebeldes que apoyaron a
Lucifer y se convirtieron en demonios, y que el teólogo Nicolás de Cusa
(Cusanus) sostenía que el mundo acabaría treinta y cuatro jubileos (mil setecientos
años) después de Cristo.” Pág. 444
El capítulo XV “DE CÓMO PANURGO ENSEÑA UNA NOVÍSIMA MANERA DE EDIFICAR LAS
MURALLAS DE PARIS” según Gabriel Hormachea “Probablemente
se trate del pasaje más escabroso de toda la obra de Rabelais” pág. 452
Efectivamente la naturaleza del material con que se propone construir las
murallas de París, el material más barato, es un tanto sorprendente. Introduce
también una curiosa fábula de un leñador, un león, un zorro y una vieja en que
nos sorprende la filantropía del león y la aplicación del zorro.
En el capítulo XXIII se explica el porqué de que la legua francesa sea
mucho menor que la de los países circundantes: “Durante el camino, al ver Pantagruel que las leguas de Francia eran
muy pequeñas en comparación con las de otros países, preguntó a Panurgo cuál
era la causa y razón de aquello, y éste le contó una historia que narra Marotus
du Lac, monachus [monje], en las Gestas de los Reyes de Canarias, en donde dice
que, antiguamente, los países no se dividían por leguas, millas, estadios ni
pasarangas, hasta que los dividió el rey Faramundo, cosa que hizo de la manera
que sigue: «Tomó en París cien guapos mozos, galantes y decididos, y cien
hermosas jóvenes de Picardía, e hizo que los trataran y atendieran bien por
espacio de ocho días. Luego los llamó, y a cada cual adjudicó su cadacuala con
bastante dinero para los gastos, encomendándoles que fueran a diversos lugares,
aquí y acullá, y que en todos los lugares en donde se cepillaran a sus mozas,
pusiesen una piedra, y que eso sería una legua.
»Así partieron alegres los compadres
y, como estaban frescos y tenían tiempo, trajinaban a cada vuelta del camino, y
ésa es la razón de que las leguas de Francia sean tan pequeñas. Pero cuando ya
habían recorrido un largo camino, estaban hechos polvo y no les quedaba aceite
en el candil, no retozaban con tanta frecuencia y se contentaban (hablo de los
hombres) con alguna miserable y esmirriada vez al día. Y esta es la razón por
la cual las leguas de Bretaña, de Las Landas, de Alemania y de otros países más
alejados son tan grandes (otros dan otras razones, pero ésta me parece a mí la
mejor)» Pág. 503-504
Algunos casos de suerte o de maestría en la traducción:
“pues decía que sólo había un
contrapié entre decir a una mujer «No salgas» y decirle «So nalgas» pág. 463
-Pero –dijo Panurgo-, haced un
contrapié con «Una mujer que desea una dicha pura»
-No sabría –dijo ella
-Pues es «Una mujer que desea una
picha dura». Pág. 495
“Entiendo el asunto. ¿Veis este
diamante? Es un diamante falso. Así que el contenido de lo que la dama quiere
decir es «Di, amante falso: ¿por qué me has abandonado?» pág. 509
Una sentencia “Tanto vale el hombre
cuanto se estima.” Pág. 537
El capítulo XXX bebe directamente de la Odisea, de la Eneida y de obras de
Luciano de Samosata como el Menipo o la Necromancia. Es un descenso a los
infiernos donde se observa las profesiones que, una vez muertos, ejercen los
hombres más famosos.
El capítulo XXXIII es una oda a la nanotecnología en que, aprovechando el
enorme tamaño de Pantagruel (de hecho Alcofribas Nasier –anagrama de François
Rabelais- en el capítulo anterior se perdió durante un tiempo en su boca)
introduce a trabajadores para que curen su enfermedad aplicándose estrictamente
en los puntos del dolor.
El último capítulo, además de constituir un “tráiler” de los libros
siguientes concluye con la definición de lo que es ser un buen pantragruelista:
“(…) vivir en paz, alegría, salud,
comiendo siempre bien.”