Año:1926 (Premio Nacional de Literatura)
Autor: Wenceslao Fernández Flórez
Páginas: 218 (155-372/1049 papel biblia)
Editorial; Editorial Aguilar
Edición: Sexta edición 1964. Primera reimpresión 1969
Códificación: Depósito legal M.27078-196
Traducción al inglés: The Seven Pillars Sir Peter Chalmers Mitchell (1934)
Traducción al holandés: De zeven pijlers
Contenido:
Capítulo previo: En el que Satanás da un paso cuyas consecuencias nadie advertirá hasta la segunda parte de este libro.
Parte I
Capítulo I: En el que comienza el desfile de la turba humana
Capítulo II: Donde se trata de importantes negocios y se conoce a un joven de ejemplar conducta
Capítulo III: Que refiere lo que se habló una noche en el camarín de Adriana
Capítulo IV: En que se trata de una vida humilde y de un ponche sin limón
Capítulo V: Durante el cual veinte hombres gordos están sentados alrededor de una mesa
Capítulo VI: En el que a pesar de ocurrir muchos graves sucesos,el personajes más interesante es un gusano
Capítulo VII: Donde el Diablo se decide a realizar el acto más importante de su historia
Parte II
Capítulo I: Gracias al cual el lector puede asomarse a las arcas de Teófilo Alp y al estómago de Truffé
Capítulo II: De cómo Oliván rechazó un trono y se contentó con un empleo
Capítulo III: Que abarca más asuntos de los que puede compendiar un epígrafe
Capítulo IV: Donde se asiste al milagro de que el amor razone
Capítulo V: Las siete columnas
Recordadorio de los siete pecados (de los cuales tres son también virtudes)
- lujuria
- pereza
- gula
- ira
- envidia
- avaricia
- soberbia
En el mismo año en que Wenceslao publica Las siete columnas y gana el Premio Nacional de Literatura, Ortega publica sus Estudios sobre el amor. Las conexiones se intensificarán en ¿Por qué te engaña tu marido (1934) pero ya empieza a verse un pensamiento común al respecto.
El libro tiene dos partes siendo la primera mucho más luminosa que la segunda pese a algunos episodios francamente grises en torno a Negrimia en la primera. El capítulo sobre el gusano violador -por llamarle de algún modo- es impactante.
La segunda parte, pese a algún apunte de humor, es mucho más oprimente y consigue transmitir en el tono el argumento.
Evocación de Pococurante de Voltaire:
"-No; no debe leerse nunca a un mal escritor, ni aún para desdeñarlo, Siempre hay un grumo de tontería que se pega. Es como estar junto a una persona que tiene un estribillo. Se comprende que es una abominable manía pero termina uno adoptándola" (pág. 201)
No se porqué, pero me recuerda a García Márquez
"Cuando Abdías llegó a su choza, la noche había sobrevenido y las lívidas llamaradas de los altos hornos fulminaban contra ella -como sobre una plancha de hierro la llama de un soplete- para abrir en su densa capa de nubes y de humo, un agujero por donde asomarse la luna." (pág. 220)
El neologismo fracasado:
"-Si usted me oyese ahora decirle plitocancio -siguió el procer-, qué pensaría usted?" (pág. 228)
Gula sin crítica:
"Allí estaban comiendo entremeses y charlando, gordos, brillantes, inmensos, enrojecidos, unido el pestorejo a la papada, como una gola o como una bandeja que sostuviese la cabeza sobre el corpachón esférico". (pág. 232)
Riaqueza del lenguaje:
"Cualquier futesa hacía sonar todas las campanillas de su contento". (pág. 275)
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