CAPÍTULO I. EL MITO Y LO DIVINO FEMENINO
La Tierra proporciona la vida y la alimenta. Por ello es análoga a lo femenino,
Existen dos órdenes principales de mitología primitiva:
- Los pueblos agrícolas de diosas femeninas
- Los pueblos nómadas ganaderos de dioses masculinos
El varón se dedica a la caza mayor activa y por eso se le vincula con la muerte. Su éxito es la acción y, en general corresponde a un individuo por encima del resto, el de mayor éxito.
En las zonas climáticamente más benignas, cualquiera puede acceder a la comida. Nadie celebra el éxito individual por conseguir una banana. En las zonas climáticamente agresivas, la caza puede ser el único sustento.
Ya en el 40.000 a.C. hay pinturas de cazadores exitosos en las cuevas. Las Venus femeninas desnudas nunca están en las cuevas. No obstante, hay una colaboración espiritual femenina para que el cazador masculino pueda tener éxito en la caza como descubrió Leo Frobenius entre los pigmeos.
El rito se desarrolla en la cueva que es la simbolización de la Diosa. Los animales representados aceptan ser sacrificados a cambio de volver a la vida garantizando así el ciclo de la vida. La cueva es el espacio femenino del segundo nacimiento virginal a lo espiritual. En la cueva pirenaica de Les Trois Frères hay un largo canal de 45 metros por 60 centímetros de anchura por el que se llega a una espaciosa cámara. Los niños nacían allí por segunda vez, en esta ocasión como hijos de la Madre Tierra.
Las Venus magdalenienses (período entre 15.000 y 8.000 BP con Altamira como máximo exponente en la Península) constituyen las primeras piezas objeto de veneración con sus grandes caderas y pechos simbolizando la fertilidad y la nutrición. La Venus de Laussel vincula la menstruación con la Luna. Las Venus están siempre desnudas, son naturales. En cambio, las representaciones pictóricas masculinas siempre presentan algún elemento añadido siendo por tanto representaciones sociales [discrepo; creo recordar pinturas simbólicas de hombres desnudos].
La madre genera la vida y la cuida en su inicio. El padre, para los hijos varones, es el iniciador en el mundo social-productivo.
Los Pies Negros tienen una leyenda de búfalos que relaciona la hija con el padre y con los animales. Juntos llegan a un consenso de sacrificio y regeneración para mantener el ciclo de la vida con mucha relación con el modelo de caza de los pigmeos africanos.
En la mayor parte de las mitologías, la imagen adorada es un símbolo de la Naturaleza, no un objeto final. En cambio, en las religiones monoteístas de origen semítico, Dios es el final y se desvincula de la Naturaleza. Paradójicamente, los idólatras son los monoteístas.
El tradicional Vía Crucis acaba en la tumba y no considera ni la Resurrección ni la Ascensión [El capítulo es de 1983. Juan Pablo II, en 1991, añadió una decimoquinta estación con la resurrección pero no ha tenido mucho éxito], es decir, se queda en lo físico, sin trascendencia. De todos modos, a la velocidad de la luz, Cristo aún seguiría en nuestra galaxia y no habría llegado a los cielos.
En general, el mito es una forma de participar y agradecer sus dones a la naturaleza pero, para los pueblos semíticos, la naturaleza en forma de desierto no era precisamente amigable. Por ello, probablemente tuvieron que confiar más en su comunidad y por ello, el dios tribal se convierte en la figura dominante.
Griegos, romanos, hindúes o egipcios identificaron sus dioses en los de los otros pueblos. César, en el libro sexto de la Guerra de las Galias, se refiere a los dioses celtas con sus nombres romanos. En cambio, para los hebreos, los otros dioses son diablos o abominaciones. Los conquistadores españoles tildan de diablos a los dioses de las culturas americanas.
El papel de la Virgen María suscita controversias entre cristianos y protestantes. Los católicos argumentan que no adoran a la Virgen, la veneran, la usan como intermediaria para acceder a Dios. De esa forma, lo femenino se mantiene en un segundo plano jerárquico.
En la India [supongo que la occidentalización lo ha matizado, puesto que asesinatos y violaciones están a la orden del día en la India de 2016] los tres peores crímenes son matar a una vaca, matar a un brahmán y matar a una mujer puesto que los tres son elementos sagrados.
En las religiones más primitivas, la Diosa solo es la Tierra. En el momento en que se supera el nivel terrestre y se considera la bóveda celestial con las estrellas, la Diosa también ocupa ese espacio y nos ubica en su matriz incluyendo a los dioses.
Schopenhauer armoniza Kant con la idea hindú de māyā, explicándose como podemos poner en peligro, sin dudarlo, nuestra vida por salvar a un desconocido de un peligro inminente. Es la Mitleid o compasión en el sentido de sufrir con [de ponerse en el lugar del otro, decía Kundera] , de una comprensión metafísica de reconocerse en el otro, en la vida, de formar parte del todo.
San Pablo dice “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” que puede ser interpretado como una aseveración budista.
Daisetz Suzuki explica la historia de un estudiante zen que le pregunta a su maestro si posee él la naturaleza de Buda. El maestro le dice que en él no está. Pero, ¿cómo puede ser? –pregunta el estudiante- si la naturaleza de Buda está en las flores, en las piedras y en todo. Porque tú me has planteado esa pregunta estúpida, contesta el maestro. La función del mito es ponernos en sintonía con todo lo que nos rodea.
Los Navajos han llegado a la conclusión de que todo está deificado, y de ese modo, todo el poder divino está trabajando para ellos.
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